Vivimos rodeados de dispositivos e Internet forma parte de nuestra rutina diaria. Estás leyendo este artículo gracias a su conexión, probablemente bajo la creencia de tener control sobre la tecnología. Pero, ¿realmente somos nosotros quienes la controlamos? ¿Cómo nos afecta el ecosistema digital?
Existen muchas formas para lo que la gente utiliza la red. Se convirtió en el medio de comunicación e información preferido, ofreciendo numerosas herramientas, pero a su vez, transformando nuestras hábitos y funciones cognitivas como la atención y la memoria. Curiosamente, el control de este entorno digital esta en manos de grandes compañías trasnacionales extremadamente influyentes: Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet (Google) y Facebook.
El dilema entre el daño y el beneficio
El cerebro es plástico, por lo tanto, puede cambiar con la experiencia, las circunstancias y la necesidad. Nuestra manera de pensar, percibir y comportarnos se transforma según el modo en que vivimos y las herramientas que utilizamos. Así lo advierte Nicholas Carr, escritor estadounidense, quien expresa su postura critica respecto al impacto de Internet en su libro Superficiales ¿Qué esta haciendo Internet con nuestros cerebros? Según Carr (2011) "los malos hábitos pueden arraigar en nuestras neuronas con tanta facilidad como los buenos" (p.25), debido al uso constante y desmedido de Internet concentrarse es más difícil que nunca. Las tecnologías de la distracción están siempre al asecho, listas para interrumpirnos. Desde una notificación en la pantalla hasta simplemente el impulso de revisar, por miedo a perdernos de la inmediatez.Sacrificamos la calma, la concentración y el pensamiento critico en favor de la urgencia de lo inmediato. Saltamos de una tarea a otra, sin apenas terminar lo que empezamos. Afirma Carr (2011) "esté online o no, mi mente espera ahora absorber información de la manera en que la distribuye la Web: en un flujo veloz de partículas" (p.8). Y al final, todo esto termina afectando cómo pensamos, cómo hablamos con los demás y hasta cómo estamos con nosotros mismos. ¿Alguna vez te lo habías preguntado?
Sin embargo, Internet ofrece una gran variedad de herramientas e información que, bien utilizadas, tienen muchos beneficios. En este sentido, Gary Small, neurocientífico y autor de El cerebro digital comparte investigaciones mas bien favorables, aunque advierte sobre los riegos de un uso excesivo. Muestra que el uso moderado estimula áreas del cerebro vinculadas al razonamiento, la creatividad y la toma de decisiones, favorece un aprendizaje mas rápido y puede ayudar a frenar el deterioro cognitivo provocado por la edad.
Lectura superficial, pensamiento débil
El declive cognitivo de los nativos digitales es una realidad a la vista. Varias investigaciones demostraron que el aumento del uso de los dispositivos digitales disminuye el coeficiente intelectual y el desarrollo cognitivo. Una de ellas: La fábrica de cretinos digitales, un libro del neurocientífico francés Michel Desmurget, quien alerta sobre los riesgos del uso desproporcionado de la tecnología en las nuevas generaciones.
Lejos de favorecer el desarrollo infantil y académico genera serias consecuencias físicas, emocionales e intelectuales. Se estima que, a este ritmo, antes de cumplir los 18 años los niños habrán acumulado tantas horas frente a las pantallas como si hubieran cursado 30 años escolares o trabajado durante 16 años a jornada completa.
La exposición creciente a la tecnología, con la inmediatez y la multitarea como cimientos promueve un pensamiento más superficial. Como resultado, la disminución y pérdida de la comprensión lectora se presenta como un panorama preocupante, que desalienta y pone en riesgo el ejercicio del pensamiento crítico. En Argentina, el 46% de los estudiantes de primaria no alcanza el nivel mínimo de comprensión lectora, una cifra que debe hacernos reflexionar sobre la influencia de los soportes digitales en los hábitos de lectura.
¿Qué papel juegan las grandes corporaciones?
Dirigen sutilmente nuestras conductas, decisiones de consumo y el modo en que administramos nuestro tiempo. Todo está diseñado con un fin y un determinado sentido: los algoritmos y las estrategias de consumo adictivo están pensados para generar dependencia y maximizar el beneficio económico. En este sentido, plataformas como Netflix son un claro ejemplo de agentes que moldean percepciones, promoviendo hábitos de consumo pasivo dirigidos por algoritmos.
Recuperar el control: el primer paso es entender el juego
Saber cómo funciona el "detrás de escena" de Internet es el primer paso hacia un uso más consciente y responsable. Comprender que cada clic, cada búsqueda y cada dato que tienen un valor en este sistema. Por supuesto, no se trata de rechazar la tecnología, sino de cuestionar los modos en que interactuamos con ella. Se trata de volvernos más críticos, más conscientes y con la voluntad de recuperar el control.
Bibliografía:
- Argentinos por la Educación. (s.f) #NoEntiendenLoQueLeen. https://argentinosporlaeducacion.org/quienes-somos/
- Cappelotto, L. (30 de abril de 2018). Netflix: ¿Portal de series o medio de comunicación? Cámara Cívica. https://camaracivica.com/netflix-portal-series-medio-de-comunicacion/
- Carr, N. (2011). Superficiales ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?. Taurus.
- Conecta Software (3 de febrero de 2024) Big Tech: Los gigantes tecnológicos. https://www.conectasoftware.com/magazine/big-tech-los-gigantes-tecnologicos/
- Gómez‑Cotta, C. (2023, 5 de diciembre). Igual de adictivas que el alcohol o el tabaco. Ethic. https://ethic.es/2023/12/plataformas-adictivas-mas-que-alcohol-tabaco/
- González Pérez, E. (2024, 17 de mayo). El internet y el cerebro. Universidad Intercontinental. https://www.uic.mx/como-afecta-internet-al-cerebro-humano/
- Sandoval‑Almazán, R. (2011). Mentes en peligro: El daño de internet en nuestro cerebro. https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-14352011000200010
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