La trampa de los servicios digitales

Por Shaiel A. Acosta


Desde que la Red se comercializó, la privacidad ha quedado cada vez más expuesta. Y si utilizás principalmente los servicios de Google, podés dar por hecho que lo saben todo. Como advirtió Eric Schmidt, ex CEO de la empresa: "Sabemos dónde estás. Sabemos dónde has estado. Podemos saber más o menos en qué estás pensando". 

¿Cuál es el precio de lo gratuito? 

Detrás de los buscadores, redes sociales, servicios de mensajería y apps gratuitas que se utilizan a diario se esconde un perverso modelo de negocio que comercializa los datos personales. En su libro Privacidad es poder, Carissa Véliz denuncia la llamada economía de datos: un sistema que prospera y se enriquece gracias a la explotación sistemática de la información personal, y que no respeta ni la privacidad ni los derechos humanos.

Muchas veces sin tu permiso y otras sin que lo notes, las empresas tecnológicas rastrean tu ubicación, recopilan tu información, tus gustos, tus hábitos y los comparten entre ellas. Intercambian esa información, la venden, y con ella venden algo más peligroso como el poder de influenciarte. Tu consentimiento no siempre importa. Lo hacen igual. 

Esos datos son utilizados para crear sistemas de publicidad cada vez más personalizados. ¿Te suena? Hablás de algo con alguien y, mágicamente, aparece en tu feed convertido en anuncio. Es un fenómeno que generó especulación y debate en los últimos años. Pero no es magia: son tus datos trabajando en tu contra. 

Cada vez que navegás dejás un rastro digital de tu actividad. Desde que revisás el teléfono por la mañana, ya estás compartiendo datos. Incluso antes de apagar la alarma, múltiples empresas ya saben a qué hora te despertaste, dónde dormiste y, posiblemente, con quién. Tal como afirma Amnistía Internacional, las personas están siendo rastreadas constantemente, en un fenómeno descrito como "vigilancia omnipresente".

Cuando el producto sos vos

Bajo el pretexto del marketing y la mejora de la experiencia, te observan y comercializan. Se adentran en tu mente para moldear tus deseos, incluso antes de que seas consciente. Detrás de esa manipulación están gigantes como Meta (Facebook, WhatsApp, Instagram) y Alphabet (Google y Android), cuyo negocio principal es la publicidad personalizada. 

Este modelo impulsado por algoritmos que, clasifican, filtran y priorizan contenidos según el perfil del usuario, ha dado lugar a una realidad desigual. Cada persona ve una realidad distinta, adaptada a su historial de navegación, emociones, ubicación, ideología o nivel socioeconómico. Ya no hay un "espacio común" de información.  

No está diseñado para informarte, sino para retenerte. En definitiva, estos sitios están diseñados para ser adictivos. Cada segundo que pasás mirando, deslizando o interactuando produce datos. Y cuanto más predecible es tu comportamiento, mayor es tu valor para el sistema. La paradoja es clara: cuanto más vulnerables, más útiles. Por si fuera poco, la economía de datos no solo explota tu privacidad, sino también tu fragilidad.

Las grandes plataformas no se limitan a mostrar anuncios. Te ofrecen una versión del mundo hecha a tu medida, moldeada por miedos, deseos e inseguridades. Construyen una esfera personalizada que reafirma tus pensamientos y bloquea puntos de vista distintos. En lugar de promover un diálogo público, te aíslan en millones de conversaciones fragmentadas, privadas y cuidadosamente diseñadas para manipular tu atención. 

Behavioral Targeting en la era de Google

Google supo capitalizar la curiosidad, transformándola en una poderosa fuente de ingresos. Aprendió a monetizar la Red como pocos, convirtiendo a los usuarios en el verdadero producto. Lo que comenzó como un simple buscador gratuito y accesible terminó convirtiéndose en una operación lucrativa. Y no se limita solo a las búsquedas: cada vídeo reproducido en YouTube forma parte de la misma modalidad. 

En lugar, de cobrar una tarifa por sus productos o servicios, esta compañía exige a los usuarios que entreguen su información personal para acceder a sus plataformas. Ganan dinero a través del Behavioral Targeting: una técnica de marketing utilizada para aumentar la efectividad de la publicidad utilizando la información del comportamiento del usuario al utilizar su navegador web. 

Tiene un poder magnífico sobre la vida digital de las personas, al dominar los principales canales que la mayoría utiliza para acceder y navegar por Internet. De hecho, recientemente se advirtió que Google planea permitir que su inteligencia artificial (Gemini) lea automáticamente los correos de Gmail, a menos que el usuario desactive esa función. ¿Hasta qué punto entregaremos nuestra privacidad sin cuestionarlo?

Es muy probable que en todos tus dispositivos inteligentes haya una o varias aplicaciones que pertenecen a Google. Solo piensa en Chrome, YouTube, Google Maps, Google Fotos, y la lista sigue; ellos forman parte de la rutina diaria. Esto evidencia cómo se ha convertido en una presencia constante y en cierto punto, inevitable en nuestra vida digital. 

Impacto político y social 

Estos sistemas, que se valen de datos masivos y algoritmos para mostrar a cada usuario información adaptada a sus intereses y creencias, pueden tener un impacto sobre la democracia. El uso de contenido personalizado por parte de los gobiernos dificulta la construcción de consensos y la formación de opiniones fundamentadas, especialmente en períodos electorales. Esto pone en riesgo los principios básicos de la democracia, al privilegiar la manipulación y control por encima de la trasparencia.

La privacidad está estrechamente relacionada con la autonomía, que es la capacidad de construir y expresar la identidad libremente, sin ser vigilados o manipulados indebidamente por terceros. No obstante, el rol preponderante de los gigantes de la vigilancia puede influir, moldear y modificar pensamientos y opiniones, afectando la capacidad de tomar decisiones autónomas. 

El ex estratega de Google, James Williams, se refiere a este fenómeno como la "industria de la persuasión". Señala como las tecnológicas están diseñadas no solo para captar la atención, sino para influir activamente en decisiones, comportamientos y creencias. En última instancia, lo que está en juego es la libertad y la capacidad de decidir por uno. 

Sin duda, esto representa un riesgo grave para derechos fundamentales como la libertad de expresión, de conciencia y de opinión. Las consecuencias de esta vigilancia masiva son imprevisibles. Una vez que los datos personales están en la Red, eliminarlos resulta casi imposible. Permanecerán disponibles en línea indefinidamente, y pueden volverse en contra de los usuarios años más tarde. 

Conclusión

En la era digital, la privacidad se ha convertido en una ilusión cuidadosamente disfrazada de conveniencia. Bajo la promesa de servicios gratuitos, las grandes corporaciones tecnológicas han construido un sistema que comercia con nuestros datos, moldea nuestras decisiones y condiciona nuestras libertades más básicas. 

Como usuarios, participamos a diario en este modelo sin plena conciencia de su alcance, entregando fragmentos de nuestra identidad a plataformas cuyo verdadero interés no es informarnos, sino predecirnos y persuadirnos. Somos como sonámbulos vigilados: entregamos datos de forma constante, sin saber con certeza qué se está recolectando, quién lo posee ni quién podría acceder a esa información en el futuro.

Lo más alarmante no es solo el nivel de vigilancia, sino la naturalización de ese control. La manipulación algorítmica no solo afecta nuestro consumo digital, sino también nuestra autonomía, nuestras creencias y hasta nuestras decisiones políticas. 

Esta realidad plantea preguntas urgentes sobre el poder que estas empresas tienen, los límites de su uso, y el costo real que pagamos en términos de autonomía y libertad por acceder a servicios "gratuitos". ¿Qué información entregamos realmente? ¿Y qué poder estamos cediendo? Si no recuperamos el control sobre nuestros datos personales, y no exigimos trasparencia y regulaciones firmes, el riesgo no es solo perder la privacidad: es comprometer nuestra libertad. 

Aprende más sobre el costo de lo gratuito en el último episodio de mi podcast Abramos el Tema.🎧 Escúchalo ahora 

Bibliografía

Amnistía Internacional. (2019, noviembre 21). Gigantes de la vigilancia: La amenaza que el modelo de negocios de Google y Facebook representa para los derechos humanos. https://www.amnesty.org/es/documents/pol30/1404/2019/es/ 

Tuta. (2025, 2 de mayo). Todo lo que Google sabe sobre ti y cómo impedirlo. https://tuta.com/es/blog/what-does-google-know-about-me 

Canal ADN Opinión. (2021, febrero 2). Privacy is power. [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=DEAaBxky2uc 

Canal Coconiloc. (2011, agosto 13). Revolución virtual 3 - El precio de lo gratuito.[Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=doKVlMysX6M 





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