Por Gabriela Regueira
Antes de las Big Tech, la penetración de la telefonía móvil sentó las bases para un modelo de lucro con nuestros datos. La letra chica de la injerencia del norte global.
Sin dudas, me hizo eco un audio que compartió el profesor en el que decía que si en aquel momento, mientras estudiaba comunicación en los años ochentas, alguien le hubiera dicho que iba a llegar un día en que todos íbamos a tener un dispositivo de vigilancia, control y seguimiento en nuestro bolsillo, que lo íbamos a tener prendido las 24 horas del día y que, encima, lo íbamos a pagar nosotros mismos, para que otros nos vigilaran y lucraran con nuestra información, él hubiera dicho: ¡qué lindo libro de ciencia ficción!
¡¿Cómo contar entonces que uno de mis primeros trabajos consistía en vender celulares… y con su línea control incluída?!
Egresados 1997, ¿Trabajar o Estudiar?
Todo era risas hasta que luego de ese verano fui eyectada hacia el mundo laboral.
Sobrevolaba una pregunta, estudiar o trabajar.
Pensándolo a la distancia de tiempo, de marco teórico y de ordenamiento del mundo, entiendo que la pregunta que circulaba no representaba mis opciones, o lo que yo ahora creo que eran mis opciones.
La reformulamos para mayor claridad…
Las opciones parecían ser entonces Trabajar o Trabajar-al-tiempo-que-Estudiar.
Conceptualizaciones acerca de trabajo, esfuerzo, trabajo social, apropiación, explotación, condiciones materiales llegarían bastante después.
El comodato: El anzuelo de la vigilancia temprana
Técnicamente no se vendían, se daban a comodato, es decir, se le "prestaba" el aparato al consumidor todo lo que duraba la relación comercial. Un poco lo que pasa con los decodificadores o los módems ahora.
Aquellos celulares eran parecidos a los teléfonos portátiles hogareños pero más chicos. Todavía no entraban en el bolsillo. Se los lucía con una especie de riñonera. Daban yuppie. Modelo flúo discontinuado.
En fin, estos celulares eran más chicos que el viejo ladrillo Movicom pero no tan chicos como el Motorola StarTAC, o “la cucarachita” para los amigos, que vino después. En esa bisagra entre tiempos compartidos, anuncios fake en los diarios, estaba yo, trabajando.
3 meses duró mi peregrinaje por los barrios de Ezpeleta, Lomas de Zamora, Bernal, Quilmes.
Salíamos en tropillas de recién salidos del horno de la capacitación con nuestras primeras nociones de marketing aprendidas y un manual de venta salvaje persuasiva a lo sprayette.
Colmillos no incluídos, la letra chica
Estaba de moda parecer profesional. Las capacitaciones que brindaba Asterisco Comunicaciones S.A. contaban con proyecciones en pantallas, filminas, capacitadoras "vestidas para matar"y personas en situación de trajes para transmitirnos toda esa Biblia del conocimiento tecnológico que llegaba del norte global de la mano BellSouth, una empresa de telecomunicaciones estadounidense y el Grupo SOCMA (Grupo Macri), un conglomerado de empresas con intereses en diversos rubros. Esa unión se conocía entonces como Movicom BellSouth.
De BellSouth al Club de los 5: La concentración del tráfico
Los libros de ciencia ficción pasan al estante de libros de historia
Imágenes:
- Fotograma de American Psycho de Mary Harron. Christian Bale en el personaje de Patrick Bateman
- Fotograma de Dogma de Kevin Smith, George Carlin en el personaje de Cardenal Glick
- Cartel promocional de Blockbuster doblado al español de la película The Breakfast Club de John Hughes



0 comentarios:
Publicar un comentario