Vigilancia y control digital

 El costo de vivir conectados




En la actualidad, vivimos conectados todo el tiempo. Internet y la tecnología son parte de casi todo lo que hacemos, pero esa conexión también tiene un precio. Lo que parecía venir a facilitarnos la vida, muchas veces termina siendo una forma de control. Amnistía Internacional ya adviertió que el uso de la inteligencia artificial y el reconocimiento facial puede poner en riesgo derechos básicos como la privacidad y la libertad de expresión. Nos groomearon para brindarles el control e información adicional para obtener lo que todos quieren, "Libertad"... o anonimato? ¿Es lo mismo? ¿Podemos ser realmente libres en el internet? Claramente es una ilusion que nos preparan para seguir consumiendo las redes sociales sin culpa alguna de lo que hacemos.

 Vigilancia y censura: la cara oscura de la red

¿Internet debería ser un espacio de libertad? En teoría, sí. Pero en la práctica, cada vez se usa más para vigilarnos, controlarnos y limitar lo que hacemos. Las herramientas tecnológicas que prometían seguridad y conexión se transformaron en mecanismos de control. Creo que la tecnología tiene que estar al servicio de las personas, no al revés, y menos de las grandes empresas y sus agendas. Además de democratizar la información, se debería garantizar que todas las personas puedan acceder a ella en igualdad de condiciones. Cuando ese acceso se vuelve desigual, aparecen nuevas formas de exclusión, ya que quienes quedan fuera de lo digital, también quedan fuera de derechos, oportunidades y participación.

Desinformación y manipulación en redes

Las redes sociales no solo sirven para comunicarnos, sino que también se usan para influir en lo que pensamos. Investigaciones de la Universidad de Oxford mostraron cómo plataformas como Facebook y Twitter se convirtieron en terreno fértil para la desinformación y la propaganda. Los algoritmos nos encierran en burbujas donde solo vemos lo que refuerza nuestras ideas, y eso limita nuestra posibilidad de mirar más allá.

Las redes sociales ya no son solo un medio para comunicarnos o entretenernos, sino que se han convertido en herramientas capaces de moldear nuestra manera de pensar y de ver el mundo. Gobiernos y actores privados de más de 80 países utilizan plataformas como Facebook,  Twitter e Instagram para difundir desinformación y propaganda política a gran escala. Lo podemos ver claramente en las metidas de pata del actual presidente de Argentina, Javier Milei, que constantemente publica fake news en sus redes, o cuando ocurrio el escandalo de la moneda digital "$LIBRA".


¿Internet empodera o domina?

Aunque Internet se presenta como un espacio libre y democrático, la realidad es que está concentrado en manos de unas pocas empresas. Google, Meta, Amazon; quienes controlan gran parte de lo que vemos, buscamos o compramos. Y cuando unos pocos deciden qué circula y qué no, la idea de “acceso igualitario” se vuelve más una ilusión que una realidad.

El acceso a Internet debería ser un derecho, no un privilegio. Sin políticas públicas que lo garanticen, la brecha digital se profundiza, dejando a millones de personas al margen del conocimiento, la participación y las oportunidades. Pero el problema no termina ahí, ya que sin una regulación firme sobre las grandes corporaciones, ese acceso también termina siendo condicionado por intereses privados, vigilancia encubierta y modelos de negocio que priorizan la rentabilidad.


Si queres saber mas al respecto, podes informarte en:


Investigacion completa hecha por la Universidad de oxford:
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