Un informe especial sobre atención, datos y generaciones en jaque.
La hiperconexión que no todos comprenden.
Vivimos en un mundo donde la velocidad lo es todo, más conectado, más inteligente, más eficiente. Durante años, se instaló el imaginario de que Internet, las redes sociales y la inteligencia artificial iban a hacer del mundo algo mejor, algo mas facil y no complicarnos. Todo más rápido, más cómodo, más inteligente. Y en muchos aspectos lo es. Pero esa inmediatez la cual celebramos y nos acostumbramos en nuestras vidas digitales también empezó a trasladarse en nuestros hábitos cotidianos, es decir, a la vida real en las decisiones que tomamos y en la forma en que pensamos. A veces no lo notamos, pero nuestros dispositivos ya no solo reflejan nuestra vida, la transforman.
Este informe quiere mirar la otra cara de la moneda. No buscamos demonizar la tecnología, sino que este informe busca mirar aquello que solemos dejar fuera del encuadre, aquello que dejamos o aquello que quienes nacieron con esta realidad nunca conocieron. Porque cada avance tiene una contracara, y hoy esa contracara afecta especialmente a quienes nacieron dentro del ecosistema digital, los niños, adolescentes y jóvenes que nunca conocieron un mundo desconectado.
La atención, el bien más caro de nuestros días.
Cuando nos preguntamos “¿por qué pasó tanto tiempo en el teléfono?”, podremos afirmar que la pregunta es errónea, deberíamos preguntarnos “¿qué mecanismos se diseñaron para que no pueda dejarlo? ” Las plataformas compiten por algo que es limitado, frágil y muy valioso, no solo para ellos sino para nosotros, se trata de nuestro tiempo y nuestra atención.
Cada notificación, cada video que se reproduce solo, es parte de un sistema estructural para retenerte. La BBC y organizaciones de investigación en tecnología han documentado cómo estos sistemas funcionan igual que un casino, nos brindan refuerzos intermitentes, pequeñas recompensas impredecibles que generan un comportamiento casi automático. Ahí entran los algoritmos, máquinas que aprenden qué te interesa, qué te enoja, qué te emociona y qué te retiene. No son neutrales, están programados para manipular tu permanencia. Y cuanto más te quedás, más aprenden de vos.
¿El oro invisible? Tus datos personales y cómo se usan.
Hoy no es necesario que digamos en voz alta lo que pensamos, todos nuestra ideología esta volcada en nuestros nuestros rastros digitales ya lo dicen por nosotros. Cada búsqueda, cada pausa en un video, cada “me gusta” queda registrado. Esos rastros no solo definen lo que hacés, también proyectan lo que probablemente hagas después.
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| Adiccion a las redes: El poder del refuerzo intermitente |
Empresas y anunciantes usan esos datos para construir perfiles ultradetallados. Según reportes del MIT y medios como NBC, esos perfiles no solo miden lo que comprás, predicen tus emociones, tus vulnerabilidades y tus elecciones. No es marketing masivo, se trata de marketing quirúrgico.
Con esa información, los algoritmos personalizan lo que ves, lo que te sugieren y lo que te “deberías interesar”. No es solo para venderte algo, también para mantenerte enganchado, para reforzar patrones de atención y consumo.
La mente digital: ansiedad, fragmentación y vínculos frágiles.
Los efectos ya no son una advertencia, están ahí. Cada vez más estudios muestran que las pantallas sostenidas afectan la atención, el descanso y también el ánimo de chicos y adolescentes. La OMS incluso sumó la adicción a los videojuegos como trastorno, algo que hace unos años parecía exagerado.
A esto se suma otra señal menos ruidosa pero igual de fuerte, cuesta cada vez más leer en profundidad. Entre notificaciones, videítos cortos y el scroll eterno, mantener el foco se vuelve un ejercicio agotador. El cerebro se acostumbra rápido a los estímulos cortos y, cuando queremos sostener una idea durante un rato, ya no responde igual.
Nicholas Carr lo afirma en su libro Superficiales. Después de años en el ecosistema digital, se encontró con que no podía seguir textos largos como antes. Su mente saltaba sola, casi por reflejo. Eso pasa porque el cerebro se adapta a lo que consumimos todo el día.
Si vivimos rodeados de contenidos breves, terminamos entrenados para eso. Nos volvemos buenos en lo inmediato y no solemos soportar aquelo que requiere profundidad o paciencia. No es que no podamos, es que casi no lo practicamos.
Y ahí aparece la pregunta que nadie quiere hacer, ¿qué habilidades estamos dejando en pausa? La concentración, la reflexión, la lectura larga… no desaparecen, pero se debilitan. Y ese cambio ya se nota en toda una generación.
¿La perdida de las capacidades intelectuales?
El efecto Flynn mostró durante décadas que el CI iba subiendo en casi todo el mundo. Pero en los últimos años esa tendencia se frenó e incluso retrocedió en algunos países, dando vida el Efecto Flynn inverso. Eso abrió el debate y la preocupación, ¿qué está pasando con los más jóvenes?
No hay una sola causa. Las pantallas influyen, sí, pero también pesan la calidad educativa, el contexto familiar y lo económico. Aun así, Michel Desmurget insiste en que la sobreexposición digital afecta hábitos básicos para el desarrollo cognitivo, como sostener la atención o trabajar con información de manera profunda.Para él, el problema no es la capacidad de los chicos, sino el ambiente en el que viven. Todo rápido, todo fragmentado, todo cortado por interrupciones. Esa lógica dificulta construir habilidades más profundas. Y en ese punto coincide con Carr, si la lectura y el pensamiento se viven en “modo fragmentado”, las capacidades que dependen de ellos también se resienten.
Los jóvenes no es que no lean, leen mucho, pero con distintos tipos de estímulos. La lectura pasa a ser breve, con saltos de pestaña, y entrecortada por cada notificación. En ese ritmo, la lectura larga queda en un segundo plano.
Los datos van en esa dirección. Las últimas estadisticas PISA marcaron caídas fuertes en comprensión lectora y en tareas que necesitan atención sostenida, sobre todo entre estudiantes que pasan horas haciendo multitarea. Informes europeos muestran lo mismo, cuando la atención se desarma, otras habilidades también.
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| Fuente: Elaboracion del Observatorio Argentinos por la Educación en base a OCDE. |
Por eso, tal vez la pregunta no es si está bajando el CI, sino retomando la pregunta anterior ¿Que dejamos en pausa?. Quizás ahí radique el verdadero punto de inflexión de esta discusión, si el entorno moldea la mente, entonces recuperar espacios de concentración profunda podría ser una de las claves para revertir esta tendencia.
Leen más… ¿pero cómo?
En un artículo publicado por Almudi, la periodista María Zabala Pino ofrece una mirada liberadora: “Los niños no leen menos, leen más que antes y más que los adultos”. Esa frase tiene peso porque desafía el mito de que las pantallas han destruido la lectura infantil.
Zabala basa sus argumentos en varios estudios por ejemplo, uno de Gallup que demuestra que la proporción de jóvenes que leen aumentó muchísimo desde mediados del siglo XX. También cita a Pew Research, que en 2014 ya mostraba que los jóvenes leen más que sus padres.
Pero el punto más revelador no es cuánto leen, sino cómo lo hacen. Según Zabala, hay tres factores clave para entender esta “nueva lectura”, content (el contenido), context (el contexto) y child (el niño). Almudi.org
- Content: Los textos ya no son solo libros clásicos, sino blogs, artículos digitales, contenido multimedia.
- Context: El momento en el que se lee importa. La lectura en familia o con un adulto que acompaña marca una diferencia.
- Child: No todos los niños tienen las mismas capacidades de atención. El desafío es entrenar la lectura voluntaria, no solo la pasiva.
Además, Zabala desactiva otro miedo común, ese de que la “tablet les fríe el cerebro”. No todo tiempo frente a la pantalla es igual; ya que no todo es dañino. Hay tiempo de pantalla útil, estimulante y acompañado.
Ella también advierte sobre dejar que los niños usen YouTube sin filtro. A veces, conectan sin supervisión y descargan apps sin que los padres sepan qué están haciendo. Para la autora, parte de la solución está en dialogar, no prohibir, saber qué miran, qué les interesa y acompañarlos con conciencia.
Es imposible y no se trata de eludir la lectura digital, sino de promover una lectura activa, profunda y consciente. Educación, acompañamiento y selección de contenido pueden transformar lo que parece un problema en una oportunidad.
Conectando todo: atención, datos, lectura y salud mental.
Cuando cruzamos lo que dicen los algoritmos, lo que revelan los datos personales y lo que surge del mundo de la lectura, aparece un patrón preocupante, no solo estamos consumiendo más, sino que podríamos estar perdiendo la capacidad de pensar con profundidad.
- Las plataformas diseñan para retener atención.
- Esa retención genera más datos, que alimentan algoritmos cada vez más eficaces.
- Esos algoritmos refuerzan patrones emocionales y cognitivos, moldeando hábitos y decisiones.
- La lectura, esa herramienta clásica para detenerse, reflexionar y crecer, está cambiando. No desaparece, pero se transforma.
Cuando los más jóvenes no practican la lectura profunda, cuando su atención fragmentada se acostumbra a estímulos rápidos, la salud mental también lo nota. Ansiedad, insomnio, baja tolerancia a la frustración no son solo efectos colaterales, se tratan de síntomas de una población criándose en un entorno digital diseñado para no desconectarse.
Las consecuencias sociales de la tecnologia.
Los efectos del fenómeno no se quedan en lo individual. Hay consecuencias sociales y culturales:
1. Polarización: Las plataformas premian lo emocional, lo impactante y lo polémico. La IA decide qué verás según tus emociones, reforzando burbujas y ecos contundentes.
2. Menos lectura crítica: Si los jóvenes leen más, pero en fragmentos cortos o digitales, la reflexión y el pensamiento crítico pueden debilitarse.
3. Comparación constante: Redes y algoritmos alimentan la comparación de vidas, cuerpos y logros. Eso impacta la autoestima, especialmente en adolescentes.
4. Desigualdad: El acceso a herramientas para leer “bien” (tiempo, adultos que acompañen, recursos) no es igual para todos. Algunos pueden beneficiarse de este mundo digital; otros pueden verse más vulnerables.
La IA como nuevo moldeador de pensamiento.
Hasta ahora hablamos de redes y de cómo afectan la atención. Pero la inteligencia artificial mete una capa más, no solo ordena lo que vemos, empieza a influir en cómo pensamos. Y eso es nuevo.
Los sistemas que “adivinan” lo que queremos nos tiran respuestas listas, atajos y sugerencias que parecen exactas. Eso agiliza todo, sí, pero también nos empuja a dejar de hacer el esfuerzo de pensar por cuenta propia. A veces aceptamos la respuesta sin preguntarnos de dónde salió.El problema es que delegamos partes de nuestro proceso mental en sistemas que no explican nada. Y cuando algo te resuelve siempre el camino, uno pierde el hábito de hacerse preguntas. La dependencia no llega de golpe, se filtra de a poco.
Cuanto más confiamos en la IA para decidir, más fácil es soltar nuestra propia voz. Y ahí el riesgo no es técnico, es personal ya que dejamos de ejercitar lo que nos hace pensar, crear, dudar. Por eso queremos invitarte a frenar un momento y mirar este tema desde otro ángulo. Te dejamos un video que realmente, vale la pena ver. La propia IA cuenta cómo se mueve en nuestro día a día, qué puede hacer por nosotros… y qué puede quitarnos si no estamos atentos. No es un video más del scrolleo de todos los días, es de esos que te dejan una pregunta dando vueltas en la cabeza.
¿Existe el cambio de rumbo?
No hace falta apagar todo. La clave es usar la tecnología sin dejar que nos pase por encima. Algunas ideas simples para ello:
Regulación. Más claridad sobre cómo funcionan los algoritmos y menos diseño pensado para retenernos a cualquier precio.
Educación digital. No solo enseñar a usar dispositivos, sino a leer mejor, comparar fuentes y detectar cuándo nos están manipulando.
Acompañamiento. En casa, hablar del uso de pantallas, establecer horarios y elegir contenidos juntos. No dejar que cada uno “aprenda como pueda”.
Volver a la lectura profunda. Guardar tiempo real para leer sin interrupciones, sea en libro o en digital. Lo importante es volver a ejercitar la cabeza.
La tecnología no es el enemigo. Lo peligroso es usarla sin pensar. Tanto las redes como la Inteligencia Artificial tienen un peso enorme sobre nuestros hábitos y decisiones, pero eso no significa que no podamos poner límites.
Este informe intenta justamente eso, frenar un segundo, mirar lo que está pasando y elegir cómo queremos relacionarnos con estas herramientas. Porque si dejamos que la tecnología piense por nosotros, lo que perdemos no es un rato de concentración, perdemos la capacidad de elegir quiénes somos y cómo queremos pensar. Y si perdemos eso, dejamos de ser protagonistas de nuestras propias vidas.
Por eso es tan importante abrir estos espacios, animarnos a cuestionar, a observarnos y a preguntarnos qué lugar queremos darle a la inteligencia artificial en nuestro día a día. No se trata de rechazarla ni de celebrarla sin medida, se trata de entender su impacto, reconocer sus límites y descubrir cómo usarla de una manera que nos potencie en lugar de condicionarnos.
Bibliografia:
- Harvard Deusto. La gestión de la inteligencia artificial en el futuro: el papel de las estrategias de Estado. https://www.harvard-deusto.com/la-gestion-de-la-inteligencia-artificial-en-el-futuro-el-papel-de-las-estrategias-de-estado
- TN. El 70% de los alumnos argentinos no tiene nivel básico en matemática y está por debajo de los países de la región. https://tn.com.ar/sociedad/2023/12/05/el-70-de-los-alumnos-argentinos-no-tiene-nivel-basico-en-matematica-y-estan-debajo-de-los-paises-de-la-region/
- Pew Research Center. Habitos de lectura por jóvenes adolescentes. https://www.pewresearch.org/internet/2014/09/10/younger-americans-reading-habits-and-technology-use/
- Almudi. Los niños no leen menos: leen más que antes y más que los adultos — por María Zabala Pino. https://www.almudi.org/noticias-articulos-y-opinion/11897-los-ninos-no-leen-menos-leen-mas-que-antes-y-mas-que-los-adultos
- Euronews. El tiempo que pasan los adolescentes frente a pantallas se vincula a la falta de sueño y la salud mental. https://es.euronews.com/salud/2025/05/21/el-tiempo-que-pasan-los-adolescentes-frente-a-pantallas-se-vincula-a-la-falta-de-sueno-y-l
- El País. Dejar el móvil es fácil si sabes cómo. https://elpais.com/proyecto-tendencias/2024-09-04/dejar-el-movil-es-facil-si-sabes-como.html
- The Guardian. Las redes sociales copian métodos de juegos para crear "ansias psicológicas". https://www.theguardian.com/technology/2018/may/08/social-media-copies-gambling-methods-to-create-psychological-cravings
- Infobae. El descenso global del coeficiente intelectual preocupa a la comunidad científica. https://www.infobae.com/america/ciencia-america/2025/07/21/el-descenso-global-en-el-coeficiente-intelectual-preocupa-a-la-comunidad-cientifica/
- National Geographic. El cociente intelectual está descendiendo por primera vez en décadas. https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/cociente-intelectual-esta-descendiendo-por-primera-vez-decadas_19756
- OECD / PISA 2022. Resultados PISA 2022 – Volumen II. https://www.oecd.org/en/publications/pisa-2022-results-volume-ii_a97db61c-en/full-report.html




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