LeBron James es quizá el mejor jugador de baloncesto después de Michael Jordan. Su niñez estuvo marcada por una dura situación que viven muchas niños: crecer sin padre. Su madre Gloria se encargó de que a LeBron no le faltara nada, tanto así que al ver su inestabilidad económica, decidió dejarlo a cargo de un entrenador que conocían para que su hijo desarrollara sus habilidad en el básquet y que también estuviera enfocado en la educación. Los años le dieron la razón a Gloria, James empezaría a destacar en el baloncesto de su escuela de forma impresionante. Sus partidos eran televisados por los canales regionales y hasta nacionales. Una estrella había nacido.
Su talento era tan llamativo que muy pronto empezaron a rondar los rumores de que varios equipos lo estaban convenciendo de presentarse al draft a temprana edad. LeBron sabía que no tendría problema y en el 2003 decidió presentarse. Fue elegido por el equipo de su ciudad, los Cleveland Cavaliers. Rápidamente empezó a llenar los ojos de los aficionados de la NBA. Pasó varias temporadas en los Cavs, hasta que decidió dar un paso más y fichó por los Miami Heat. Fue criticado, porque se pensaba que era una traición para el equipo que le extendió la mano. Pero en los planes de LeBron estaba volver cuando fuera un hombre experimentado. Llegó con dos anillos desde Miami para conducir el proyecto de Cleveland.
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