Alfajormania

Así como el perro es el mejor amigo del hombre, el alfajor es el compañero más leal del argentino. Ya sea como un pequeño regalo, para saciar la ansiedad de algo dulce, para engañar al estómago durante un viaje en bondi, en tren o en subte, o para acompañar una bebida caliente durante la merienda; el alfajor siempre es la respuesta.


Acá pasaremos a analizar algunas de las opciones que tenemos a la hora de visitar un kiosco y elegir qué alfajor llevarnos. Los ítems que examinaremos serán: el sabor, el tamaño, el precio, el relleno, la cobertura, su peso y el packaging. A cada producto le asignaremos un ranking del 1 al 10 de Capitanes ¿Por qué Capitanes? Pues porque el Capitán del Espacio es el mejor alfajor jamás creado y no está abierto a discusión. Él será la vara para medir a las demás golosinas.

Oreo Triple

270 gramos


Que gran concepto agregarle Oreo a todo, no? NO. Una cheesecake con base de Oreo está bien, un chocolate Milka relleno de ello está prefecto, pero llevar esta manía a los alfajores no fue la mejor de las ideas. 

Las Oreos son ricas en pequeñas raciones, es por eso que las mini-oreos son adictivas, pero este invento es una decepción enorme. La cobertura de chocolate y su interior están bien (aunque es bastante duro), son el clásico sabor de la marca, pero el problema está en su corazón.

¿Por qué tanta crema?

La crema oreo es rica, si, pero no en tanta cantidad, su sabor termina siendo abrumador y perjudica el buen trabajo del chocolate. Además, ¿Hacer un alfajor sin dulce de leche? Un crimen digno de 3 años de cárcel.

Su packaging, por otra parte, es bastante insulso. No nos llama mucho la atención. Es más, si estamos medio distraídos, lo podemos comprar pensando que es un paquete de galletitas. Además, ese tono azul le pertenece a los alfajores Águila.

En definitiva, el Oreo Triple es una galletita gigante. Dura, con un gusto demasiado empalagoso y que te deja sin ganas de comer Oreos durante un mes.
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4 Capitanes



Águila Brownie

74 gramos
Desde que Águila comenzó a sacar las denominadas mnitortas al mercado, todo cambió. Si bien el tamaño no le hace tanto honor al nombre, ya que ni siquiera se asemejan al de una minitorta, hay que reconocer que son más grandes en diámetro y en altura que la mayoría de los alfajores.

Este es una de las tantas opciones de Águila dentro del mercado, y una de las mejores dentro de su paleta de alfajores. A diferencia del Oreo, éste es mucho más blando, lo cual nos da la posibilidad de ponerlo en la heladera y que no se convierta en una roca que te parta los dientes.

Se rompe con mucha facilidad
Aquí todo funciona: el brownie dentro del alfajor es ideal, el dulce de leche está precisamente en el medio entre el duro repostero y el clásico y la mousse de abajo es un acompañante perfecto. Además, la decisión de hacer el producto con un chocolate semi amargo y no con uno con leche, es muy acertada.

Sus contras son el granizado de arriba que es completamente inútil, no aporta sabor, ni relieve, ni nada; y el sabor de la mousse, que al ser un poco fuerte termina opacando el gusto del brownie. Su precio es un poco más alto que la mayoría, pero estás pagando marca y tamaño. 

El paquete es el clásico de Águila, con un azul intenso, al igual que el resto de las minitortas. Allí parece que el dulce de leche es mucho más fluido que el verdadero, pero al ser rico, los perdonamos.

Es una opción solida para cuando tenemos algo más que un antojo dulce, sirve muy bien de postre para una cena o un almuerzo. Eso si, van a necesitar por lo menos un trago de agua a mitad del alfajor, para no atorarse.


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8 Capitanes


AlFerneé

El paquete ni siquiera vale la pena mostrarlo

En cuanto el creador o creadora de este engendro esbozó "¿Qué les parece si hacemos un alfajor de fernet?", deberían haberle tirado una botella de Branca de 3 litros por la cabeza. 

Felicitaciones por llevar el proyecto a cabo, pero en cuanto lo testearon deberían haber tirado todo a la basura. Nadie en su sano juicio que haya pagado por un alfajor de fernet volvería a pagar por otro más.



Teniendo en cuenta la increíble amargura del fernet, ¿Cómo no se les ocurrió agregar una capa más de dulce de leche y hacerlo triple? Claro que eso no lo salvaría, pero por lo menos lo haría soportable. Con este formato, nadie puede durar más de dos o tres bocados.

Su corazón es insoportablemente amargo, se rompe con demasiada facilidad, su cobertura es de chocolate semi amargo (ni con eso la pegaron) y no sé bien el sabor del relleno porque esa pasta de fernet y dulce de leche anula cualquier otro sabor.

No hay muchas más descripciones para hacer. Si van a Córdoba (de donde vienen estos monstruitos), compren el clásico alfajor cordobés glaseado y no esto.

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1 Capitán







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