Hola, el día de hoy les hablaré de mi experiencia fotográfica en la República de Argentina. Llegué a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 06 de marzo, y desde el avión contemplé lo gigantesca que es la capital de este país austral y el mundo de maravillas que podría fotografiar.
"Será un mundo nuevo para mi crecimiento como fotógrafo".
Con este pensamiento me baje del avión y no me he despegado de mi cámara, una Nikon 3200, mi compañera de aventuras y expediciones. Los primeros disparos que hice con la negra, así le digo de cariño, fue en el Cementerio de la Recoleta; en este sacro lugar logré hacer tomas en las cuales se captura la disputa entre lo alegre y lo triste, la súplica del agonizante, un espectáculo para el lente y quien se oculta detrás de éste.
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Ironía
Foto: Juan Álvaro Medina.
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Pero cuando creía que ya la Argentina me había dado toda su belleza se vino algo grande de mano de uno de los chicos con los que vivo, hablo del un viaje a Mar del Plata.
"Luz fría cargada de nubes de emoción y sonrisas".
Con esta frase Dora Susunaga, una de las chicas que fue al viaje lo describe, y cómo no, hacer tal descripción si los paisajes estaban llenos de nubes, sus colores azulados y amarillos se juntaban para dar una experiencia magnifica de frío que mermaba con el calor las risas del grupo, una vivencia que me sirvió para captar la alegría y emotividad de las personas por medio de las fotos.
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Amistad
Foto: Juan Álvaro Medina
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Creo que en los dos meses y algo que llevo viviendo en este país puedo decir que he mejorado fotográficamente, y eso se debe a que Argentina es una fotografía viva, sí, viva porque cambia, permuta, se adapta y es precisamente eso lo que el fotógrafo necesita, adquirir el mejor instinto para poder sobrevivir y sacar mejores tomas.
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Subiendo al Conocimiento
Foto: Juan Álvaro Medina
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