Humor, negro.

El pasado miércoles 5 de octubre los EAMEO se acercaron a la Universidad Nacional de Quilmes a dar una charla abierta sobre humor gráfico. Pero, ¿De que se ríen? ¿Qué satirizan?
Hace unos meses, en una entrevista, comentaron que ellos hacen un "Humor que indigna". Luego de leer esto me pregunté entonces qué será el humor que indigna, o si es que hay un sólo humor que indigne




Los muchachos de EAMEO se burlan de todo. Le pegan a actores, futbolistas, políticos y a la iglesia sin ningún problema. Sin embargo comentan que, aunque el humor para ellos no tiene un límite, no les gusta hacer chistes con los sectores más débiles. Así lo decía Migue, integrante de Eameo:
"El límite del humor es que no sea gracioso; personalmente no haría chistes con desaparecidos o pedofilia. Hay cosas que no me causan gracia a mí, pero es un límite mío, no del humor porque no me gusta reírme de los débiles; en cualquier caso de conflicto prefiero hacer la burla del más poderoso".

Teniendo esto en cuenta, luego de la charla les pregunté a algunos compañeros si creían que existía un límite en cuanto a los chistes, si había temas con los que no se jode.

Me encontré con que pibes de mi edad, de carreras afines, coincidían conmigo en que, aunque a veces se incomodaban por algunos chistes, jamás se ofenderían justamente por saber que es humor. La mayoría  aseguró que los chistes que menos les gustan son los que incluyen enfermedades, o los extremadamente machistas.

Sin embargo, al hablarlo con gente mayor, tal vez generaciones que no frecuentan este tipo de humor gráfico, obtuve respuestas mucho más tajantes. En general no les divierte el humor negro. Basta con contarle un chiste medio feo a mi mamá para que te mire con cara de desaprobación y, moviendo la cabeza de lado a lado te diga: Dios te va a castigar.
 Son incontables las veces que escuché ya esta frase pero dudo estar muy adelante igualmente en la lista de castigos de Dios.

Las redes sociales nos tienen acostumbrados a un humor negro, ácido, a reírnos de absolutamente todo, que si lo tomamos para la risa duele menos. Reírse de uno mismo y del que tenés al lado.

En fin, será que somos una generación políticamente incorrecta, será que no tenemos miedo de reírnos del Papa, del presidente de turno (ni de todos los demás), ni de lo que haya que reírse, y relajemos, que al fin y al cabo sólo es humor.
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