Cultura en revistas. El desafío de la independecia.

Revistas hay muchas, pero revistas estrictamente culturales cada vez menos. En un kiosko de diarios poblado de tapas con la vedette de turno, el último escándalo político y la revista de macramé existen aun publicaciones para públicos específicos que insisten en salir en papel a pesar de los cambios en el negocio editorial, la irrupción de nuevas formas de lectura y, por supuesto, nuevos lectores.
La nueva Comisión Directiva de la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina


Revistas sobre títeres, sobre la comunidad trans, literatura de ciencia ficción, sobre pedagogía, sobre nuevas formas de relacionarse con lo corporal…Las revistas culturales, como las que marcaron a fuego la vida del país, tienen características particulares: apuntan a públicos específicos, se desmarcan de los temas de la prensa comercial y el compromiso con sus temas los vuelven partícipes de las realidades que cuentan.

El sábado 17 de septiembre en el circuito cultural Barracas, en la Ciudad de Buenos Aires, las publicaciones nucleadas en AReCIA (Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina) se reunieron para delinear las políticas que el sector de la edición y la comunicación independiente llevarán adelante en lo que resta del 2016 y el próximo 2017. La jornada fue el punto final de una actividad que comenzó el viernes en la 6 Fiesta del Libro y Revista Independiente realizada por laUniversidad de Quilmes. 

"Gran parte de la Comisión Directiva está compuesta por algunas de las editoras más capaces y empoderadas del sector"

Las más de 250 editores de revistas asociadas renovaron autoridades con el ojo puesto en la juventud y la integración no sólo regional sino también de género ya que gran parte de la Comisión Directiva está compuesta por algunas de las editoras más capaces y empoderadas del sector, una rareza en un sector tradicionalmente dominado por hombres. Santiago Kahn, nuevo presidente de la asociación, editor de la renombrada revista Maten al Mensajero, propuso encarar políticas que permitan un debate sobre algunos de los vicios que atentan contra la vida de las revistas: la necesidad de inyectar  al sector un shock de calidad que contemple la integración plena de lo visual con la tecnología y la generación de contenidos. A su vez reclamó una autocrítica por parte de las revistas culturales que en muchos casos reproducen en sus redacciones la misma precarización laboral que denuncian en sus páginas.


En ese sentido los editores también marcaron puntualmente las dificultades del sector: la concentración del sistema de distribución en Capital Federal por parte de los grupos Clarín y La Nación, la dependencia sistemática a la pauta oficial sin diversificarse hacia la pauta privada, las dificultades para constituirse jurídica y fiscalmente como emprendimientos productivos. Estos problemas –los editores lo saben- reclaman nuevas formas de vincularse con un escenario que, si bien se da en todo el mundo, en la Argentina adquiere formas particulares por su historia editorial. Nuestro país fue el principal productor de publicaciones de Latinoamérica durante años y como pocos, ha tenido que afrontar el avance de la lectura atreves  de internet y la concentración en pocas manos de la producción de papel.


"...se cierran revistas, sí, pero todos los años, salen nuevas y muchas resisten."


A pesar del escenario adverso que los asistentes al foro describieron, la voluntad de seguir editando desde la independencia, dicen, se encuentra intacta ya que el censo que la asociación realiza todos los años da un dato por demás curioso: se cierran revistas, sí, pero todos los años, salen nuevas y muchas resisten. No es un dato menor. La cultura sigue vive, aunque muchos ya la den por muerta.
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