La falsa privacidad que nos brindan las redes

El derecho a la intimidad consiste en una especie de barrera o cerca que defiende la autonomía del individuo humano frente a los demás y, sobre todo, frente a las posibles injerencias indebidas de los poderes públicos, sus órganos y sus agentes.

 La intimidad es una necesidad humana y un derecho natural del hombre por lo que es independiente y anterior a su regulación positiva. Pero muchas veces nuestra privacidad se ve invadida, y  a medida que hay mayor conexión, hay menos intimidad en nuestras vidas.
Todo el tiempo que navegamos  y usamos aplicaciones, intercambiamos datos e información, hay un  incremento en el consumo de batería y paquete de datos.
La fácil y rápida divulgación de ideas e información en las redes sociales se está convirtiendo  en la norma en el ciberespacio. En algunos casos compartimos muchos más datos que antes, sobre nuestros intereses, nuestra ubicación o nuestra salud. Cuando terceros se apropian del contenido generado por los usuarios de redes sociales y lo difunden por Internet, puede resultar sumamente difícil para esos usuarios suprimir o alterar, o incluso actualizar, sus propios datos. Se adueñan también de nuestros propios contactos para uso propio.
Mediante un ataque informático, el intruso puede acceder a todas las carpetas del disco duro, controlar las pulsaciones realizadas desde el teclado, capturar imágenes del escritorio o encender y apagar periféricos como la webcam o el micrófono sin que nos percatemos.
En el caso de la webcam, aunque la cámara esté controlada de forma remota, el usuario no verá encendida la luz indicativa de actividad. En resumen, pueden tomar el control del ordenador del usuario, y lamentablemente  la mayoría de la gente no sabe todos los datos que envía su teléfono o computadora.

Facebook experimenta con usuarios
Facebook experimenta con datos de usuarios, y un caso para poner de ejemplo un experimento que realizaron con unos 700.000 usuarios y sin el consentimiento de estos, según reveló un estudio publicado en la revista de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos.
Según datos de la BBC, la compañía cambió en secreto su algoritmo de difusión de noticias. Dicha alteración le permitió modificar el contenido de las informaciones recibidas por estos 700.000 usuarios, para conocer el impacto que los mensajes recibidos tenían sobre sus emociones. Los científicos querían saber si el número de mensajes positivos o negativos que leían los usuarios les influían a la hora de colgar mensajes en su muro. La investigación ha despertado de nuevo dudas y generado críticas sobre la posible interferencia de Facebook y otras redes en la privacidad de sus usuarios
Llamemos al experimento de Facebook por su nombre: el síntoma de un fracaso mucho más amplio con respecto a la ética, el poder y el consentimiento en estas plataformas", apuntó Kate Crawford, la investigadora principal de Microsoft Research y miembro del Information Law Institute de la New York University, en Twitter.
Servicios de Google
Desde que accedemos a los servicios de Google en Internet con nuestro usuario y contraseña, la información de nuestra actividad va quedando almacenada en “la nube”, con la principal finalidad de facilitarnos la experiencia de búsquedas, noticias, publicidad y otras, que desde ese momento aparecen personalizadas.
Hay mucha más información privada que queda almacenada y que podríamos configurar, como nuestro historial de ubicaciones o las fotos que subimos como copia de seguridad. Pero en este caso quería incidir en el historial guardado sobre nuestra actividad web.
Allí se almacenan no solo las búsquedas, sino todas las páginas visitadas de Internet y todas las aplicaciones utilizadas en Android, siempre que previamente hayamos accedido con nuestra cuenta. No todo el mundo conoce su existencia, ni las repercusiones que podría tener, ni cómo comprobarlo y/o desactivarlo en caso de no querer hacer uso de él.

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