Política en 140 caracteres
Por Irene García García. Buenos Aires, Argentina
En un comienzo fue el uso del SMS lo que que propagaba los últimos pasos de la política nacional e internacional. El usuario se convertía a través del teléfono móvil en un difusor. Por medio de la plataforma "pásalo" las redes de SMS constituyeron la primera forma de contagio entre usuarios de dispósitivos móviles donde la vida política iba cobrando un importante protagonismo. Mediante estos mensajes cortos los usuarios se retroalimentaban con las últimas noticias procedentes de la vida política, ya sea a nivel profesional o personal.
A partir de la aparición de Twitter, el fenómeno "pásalo" se ha convertido hoy en día en el fenómeno "twittéalo". La limitación de la agendade contactos que se tenía en el dispositivo móvil ha desaparecido completamente con la red social. Las redes son sitemas integrados unos por otros, redes interconectadas donde cada individualidad aporta su granito de arena como fuent de información particular que crea un medio de información superior.
Las redes sociales son ya una fuente de informacin inmediata para informar instantáneamente de la coyuntura que se está desarrollando en un país. Las crisis políticas son uno de los aspectos que más comentarios suscitan por parte de los usuarios y es debido a esa inmediatez por la que el mundo global se encuentra al tanto en apenas 140 caracteres o un comentario en un Muro de Facebook de cualquier evento político.
La usabilidad y la flexibilidad son dos de las características que marcan el patrón de las redes sociales y su relación con la política. Lo importante en este punto es que estas dos características permiten acercar a la vida política a aquellas personas que quizá carezcan e interés hacía ella. Aquí la fuerzas políticas se frotan las manos ya que a la hora de captar nuevos votos las redes sociales son capacs de acercar sus campañas de manera global.
Desinteresados e incecisos se encuentran entonces con un bombadero constante de información por parte de los políticos que no pretenden otra cosa que un voto más.
Hoy en día se ha creado una fuerte convicción de oportunidad fugaz e irrenplazable. Las dificultades sociales y políticas con las que se tiene que lidiar en la vida cotidiana, exige esa rapidez y solucciones que aporta la red, una tormenta de ideas que penetren y revitalicen las estructuras de los partidos democráticos para actualizar sumeta principal, la de prestar un servicio a la comunidad.
Obama conversa con los sectores más dinámicos con sus propios medios y sus propios códigos. Esto es, el presidente de EE.UU creo nó solo una plataforma virtual equiparable a una verdadera campaña física si no que sus cibermilitantes poseían un lenguaje única. La campaña de Obama logró más de 3, 2 millones de donantes online, alcanzó una recaudación que rondaba los U$1000 millones, su grupo de Facebook llegó 2.011.014 de usuarios. Además a partir de la creación de Twitter, la red social se convirtió en fuente de difusió de las últimas propuestas procedentes de Washigton, muchas de ellas firmadas por el propio president bajo las iniciales -OB.
Este ejemplo quizá uno de lo más significativos a nivel político nos sirve para ejemplificar el surgimiento de una nueva forma política que podríamos denominar como ciberpolítica. Esto no es más que una mera actualización virtual del sistema política mundial. Una actualización de la que aún faltan muchos interrogantes por descubrir, como por ejemplo si a partir de áquí las campañas y debates se limitarán a al medio digital.
También existe el recelo disimulado de que tanto hervor digital sea una moda, esté vacío de contenido político y acabe siendo simplemente na herramienta más a utlizar para ampliar la brecha digital. Pero los riesgos, algunos de ellos ya palpables, no pueden ni deben paralizar el régimen de cambios en el que nos encontramos.
La política formal puede llegar tarde y mal a lo emergente y esto a la hora de contabilizar votos puede tener consecencias irreparables. Más en http://ireport.cnn.com/docs/DOC-680835
Periodismo Digital. Guillermo E. López. UNQ
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