La alarma no cesa en Japón

Por Carolina Prioglio






Ya se cumplió un mes del accidente en la central japonesa de Fukushima I y no deja de ser noticia. Esta vez fue la decisión del gobierno de elevar el nivel de alerta nuclear y equipararlo con el surgido producto del desastre en Chernobyl en 1985.


De esta forma, el gobierno estaría reconociendo que las consecuencias humanas y medioambientales podrían ser más graves y duraderas que lo que se estimó en un comienzo. Entre las consecuencias directas y más obvias se incrementó nuevamente la preocupación de los inversores y los mercados mundiales: el Dow Jones perdió casi un 1%, y las principales Bolsas europeas y latinoamericanas cerraron en baja.


También hubo una fuerte baja del precio del petróleo, por el pronóstico de la OPEP de que la demanda mundial crecerá menos de lo previsto por la catástrofe en Japón. La caída del crudo encabezó un retroceso generalizado del sector de materias primas y arrastró las acciones de las compañías del sector energético.


Por otro lado, de acuerdo al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), esta nueva clasificación pone de manifiesto con certeza que el accidente tendrá consecuencias para el medio ambiente y la salud de la población en un amplio radio.
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