¿Lectores o leedores? Internet y nuevas formas de leer.

El desarrollo tecnológico y su presencia constante en nuestra cotidianeidad modificó el modo en el que nos desarrollamos en diferentes tareas, una de ellas es la lectura y la comprensión de textos. Vivimos en una época donde se busca acceder a la información de manera casi instantánea, ¿repercuten estos nuevos hábitos de lectura en nuestra forma de comprender lo que leemos?

De acuerdo a Miha Kovač y Adriaan van der Weel, profesores de la universidad de Lubliana, vivimos en una era postextual donde la palabra escrita pierde valor y el libro su posición histórica como medio de difusión de la cultura. Las personas prefieren consumir contenido en formato imagen o audiovisual, los medios digitales se estructuran de acuerdo a la actividad de los usuarios en la web, ¿cómo se modificó nuestro modo de lectura?

¿Qué pasa en nuestra mente cuando leemos un libro?

De acuerdo a Miguel de Zubiría, psicólogo colombiano, el proceso de lectura concepual se divide en seis etapas. 

La primera etapa es la lectura fonética, que nos permite convertir secuencias de signos gráficos(letras) en palabras. Este es solo el principio del proceso de lectura, a esta acción le siguen tres tareas fundamentales para la comprensión de texto: convertir las palabras en conceptos, las oraciones en proposiciones y el texto en estructura semántica. 

La segunda, la tercera y la cuarta etapa constan de diferentes formas de decodificación. La fase de decodificación primaria consiste en la interpretación de los conceptos uno a uno, es decir comprender que esas palabras que reconocimos tienen un significado. 

La decodificación secundaria da un paso más allá, ya no percibe las pabras con su significado como elementos aislados sino que los comprende dentro de una frase o proposición, esto nos permite interpretar pensamientos en la unidad mínima del lenguaje: la oración.

El siguiente paso es la decodificación terciaria y se trata de poder detectar las relaciones lógicas, temporales y espaciales que reúnen las ideas principales de un texto. Las proposiciones más importantes de un escrito no se presentan de forma lineal, sino que el lector debe realizar la tarea de identificar la estructura semántica que da sentido a lo que lee.

La quinta fase es la lectura categorial, la cual nos acerca a la esencia del texto. Poder comprender e identificar la idea principal de un texto y como las proposiciones la argumentan o derivan de ella da paso a una comprensión profunda, nos permite digrama mentalmente el entramado entre esas proposiciones y jerarquizarlas.

La última etapa es la Metasemántica y se extiende más allá del texto leído porque consiste en la contraposición de las ideas identificadas con las proposiciones de otras lecturas. Haciendo dialogar, por similitud u oposición, diferentes ideas o sistemas de pensamiento logramos comprender el texto más profundamente, proyectándolo fuera de sus límites semánticos. 

¿Y qué pasa en nuestro cerebro?

Ya recorrimos cuáles son los procesos mentales que nos permiten comprender una lectura. Ahora vamos a conocer qué pasa en nuestro cerebro mientras llevamos a cabo estos procesos.

Cuando nos implicamos en una lectura activamos distintas partes del cerebro. La más obvia parece ser  la corteza visual, que nos permite procesar las palabras y convertirlas en imágenes en nuestra mente, haciendo que podamos representar visualmente aquello que leemos, por ejemplo cuando hay una descripción muy detallada de un escenario.

Al mismo tiempo, cuando leemos de la manera popularmente llamada "para adentro", la corteza auditiva se encarga de proyectar la voz narradora que escuchamos en nuestra mente.

Los elementos semánticos y sintácticos, como los que mencionamos en las primeras de las seis etapas de lectura, se procesan en los lóbulos frontal izquierdo y en el temporal anterior, trasladándose al giro inferior izquierdo, siendo éste un proceso dinámico. 

Los mecanismos que identifican incongruencias o elementos desconocidos se vinculan a la corteza frontal inferior. Es decir, cuando leemos palabras nuevas o frases que no logramos comprender se detecta una mayor actividad en este área. 

Esta información se rescata de estudios de resonancia magnética que, a partir de electrodos, permiten observar la actividad cerebral ante el estímulo de la lectura.  


Otro de los procesos que se activa al leer es la memoria, activando diferentes áreas del cerebro como la corteza prefrontal, el hipotálamo y la corteza temporal. Utilizamos la memoria durante la lectura para reconocer elementos y seguir el hilo del texto en la lectura, pero se ve implicada también en el efecto emocional que nos produce aquello que leemos. 

Según estudios investigación de neurólogos de Carolina del Sur y California, las palabras evocan conexiones con el mundo real. Por ejemplo, al leer una acción se activan áreas del cerebro vinculadas a esa acción, de forma similar a si la estuviésemos experimentando. Eso puede explicar, en cierta medida, nuestra respuesta emocional a la lectura.

En conclusión al leer de forma tradicional implicamos conexiones en la región visual, auditiva, del lenguaje, de la memoria, el pensamiento y la emoción. 

¿Cómo es la lectura en la red?

La lectura en soporte digital es diferente a la lectura en papel, si bien siempre existieron diferentes niveles de lectura, las nuevas tecnologías modificaron los patrones de lectura en la mayoría de la población

Jakob Nielsen, exvicepresidente de investigación de Apple Computer, y padre de el estudio de Diseño de experiencias de usuario, realizó estudios que nos permiten conocer cómo leen los usuarios en la web. Los resultados arrojaron que solo el 16% de los usuarios terminaban leyendo palabra por palabra los textos de la web.

Eyetracking es el método de estudio que se utiliza para comprender cuál es el recorrido de lectura que realizan los usuarios en la web, el cual luego se traduce en mapas de calor que permiten observas cuáles son las zonas donde se centra la atención. A través de esos estudios se establecieron dos patrones principales de lectura: el patrón en F y el patrón en Z.



Lo que arrojan estas investigaciones es que las personas ya no buscamos información de la misma manera en la era postextual. La modalidad de búsqueda nos lleva a ir saltando entre líneas o palabras destacadas, intentando identificar rápidamente si lo que necesitamos se encuentra allí o no pero sin detenernos a leerlo en su totalidad. 

No solo cambió la forma en que leemos, sino también la forma en que escribimos. Con esta información, quienes crean contenido intentan adaptarlo a los hábitos de los usuarios y sus aparentes necesidades. De esta manera se crean ciertas modalidades de escritura adaptadas para la web.

Algunos de los consejos que se brindan para estructurar los textos que leemos en la web son: el uso de títulos y subtítulos, colocar la información al alcance al inicio del contenido, utilizar viñetas y negritas, lenguaje sencillo, textos breves.

¿Es esto un problema? En realidad, que los contenidos web se adapten a las necesidades de los usuarios no es algo negativo en sí. Las personas al realizar una búsqueda web generalmente no estamos buscando un contenido que nos implique demasiado tiempo.

Dice Marta García Aller, en su artículo titulado "Cómo leemos en la era digital": < Si las novelas del siglo XIX se construían con la magnificencia y estructura de una catedral, la lectura online tiene más que ver con el caos de un mercadillo en el que se va picoteando de aquí y allá. La lectura tradicional se está remplazando por algo más volátil y dinámico. Más flexible. Y seguramente esta sea una habilidad necesaria para moverse con rapidez en la red. Y bienvenida sea.>

Lo que sucede con estos patrones y modelos de lectura es que no nos implicamos en lecturas en profundidad, nos acercamos al contenido de forma superficial y con impaciencia, esto no nos permite realizar el proceso de lectura con sus seis pasos, nos quedamos en las primeras etapas del proceso y no logramos realizar un análisis complejo del contenido. 

Agrega García Aller: < Lo que no deberíamos perder de tanto pasear por el mercadillo es el placer de entrar de vez en cuando en la catedral>.

¿Qué factores de la tecnología pueden afectar a nuestra comprensión lectora?

Hay otras formas en que los hábitos adquiridos por las nuevas tecnologías pueden afectar o dificultad nuestro proceso de lectura y comprensión profunda. 

Para empezar, el soporte de las pantallas es incómodo para la tarea de lectura. La luz de las pantallas hace que sea dificultoso leer textos largos, además los elementos que aparecen en las webs o en la pantalla pueden ser distractores, según estudios la lectura en pantalla se reduce un 25% en velocidad por estos elementos. 

Sobre esto, Nicholas Carr, en su libro "Superficiales", explica que debido a los múltiples estímulos como enlaces, leer en la red <exige una coordinación mental y una capacidad de decisión constantes, lo que distrae al cerebro.> Por ejemplo, <Cada vez que este lector se enfrenta a un enlace dinámico, tiene que detenerse, aunque sea una fracción de segundo, para que la corteza prefrontal pueda evaluar si debería pincharlo o no.>

En relación a esto, uno de los puntos que más dificulta la lectura es la disminución en la capacidad de concentración. Lluis Martínez Rives, profesor de Neuromárketing de Esade, explica que tener el teléfono en el rango de visión cuando estamos trabajando o estudiando reduce a productividad entre un 17% y un 30 %. 

El hecho de estar acostumbrados a tantos estímulos resulta contraproducente ya que no nos permite poner el foco en las tareas que estamos realizando, en el caso de la lectura de textos complejos la capacidad de concentración y focalización es fundamental para poder procesar la información, interpretarla y comprenderla.

Un argumento que se suele plantear a favor de la tecología es que al utilizar redes sociales las personas están leyendo constantemente para comunicarse. El contra argumento hacia esta idea es que la lectura que realizamos en redes sociales o mensajes de whatsapp es más similar a la oralidad que a la lectura de libros.

El uso de estas plataformas, además, nos acostumbra a la utilización de un vocabulario breve, sencillo y, en ocasiones, mal utilizado. Esto también puede tener efectos negativos, ya que acotamos nuestra amplitud de lenguaje y vocabulario, haciendo que sea más difícil acercarnos a textos complejos y comprenderlos.

Por último, las redes sociales nos ofrecen múltiples formas de acceder a contenido e información más allá de la palabra escrita. Podemos acceder a la información en formato audiovisual de pocos minutos,  adelantar este contenido e incluso acelerarlo. 

Nuestra tendencia a buscar información más rápido hace que muchas veces elijamos llegar al contenido a través de alguien que nos lo relata en un video breve, en vez de acudir a la fuente princial si esto puede requerirnos algunas horas de lectura.

Según Maryanne Wolf, investigadora en neurología de la Universidad de Los Ángeles y autora del libro "Lector, vuelve a casa”, el uso de las pantallas está atrofiando las conexiones neuronales vinculadas a nuestra "paciencia cognitiva", es decir nuestra capacidad de concentración, retención y comprensión de aquello que leemos, la falta de ejercicio de lectura disminuye nuestra capacidad de hacer procesos analíticos y complejos.

¿Qué podemos hacer para contrarrestrar estos efectos?

Existen diferentes posturas y argumentos a favor y en contra de las tecnologías y estos cambios que ocasionan en nuestros hábitos. Sin embargo, lo que sí pueden acordar los expertos es que estamos en un momento de transición y que la era digital modificó nuestra forma de leer y eso es inevitable. 

Ante esta realidad, algunos países como Irlanda y Suecia han optado por dar marcha atrás con la implementación de aparatos electrónicos como tablets en las aulas y han tomado como política educativa volver a los libros en formato de papel, respondiendo al descenso en la comprensión lectora de las infancias. 

Es importante intentar tomar las medidas que sea posible para contrarrestrar esta consecuencia de la era digital, pero por supuesto esto no requiere de eliminar las pantallas completamente de nuestra vida.

Es importante establecer momentos dedicados específicamente a la lectura, dejando de lado las tentaciones tecnológicas por un rato para así poder concentrarnos plenamente en lo que leemos. La concentración se entrena y al establecer el hábito se hará más sencillo mantener la atención por más tiempo.

En los países donde se tomaron las medidas mencionadas anteriormente se registró una disminución de la ansiedad en los estudiantes y un mayor rendimiento académico.

Esto se debe a que <las interrupciones frecuentes dispersan nuestra atención, debilitan nuestra memoria, nos provocan tensión y ansiedad; y cuanto más complejo sea el pensamiento en el que estábamos, mayor será el daño que causan las distracciones> como lo explica Nicholas Carr en su libro Superficiales. Al retirar las distracciones tecnológicas y sus constantes estímulos en el aula, la ansiedad de los estudiantes se redujo.

En contraposición, dedicar un rato a la lectura en formato impreso, suspendiendo los estímulos tecnológoicos, trae otros beneficios además de entrenar nuestra concentración y comprensión de textos. Nos permite entrar en un estado meditativo y disminuye la ansiedad que nos provocan esos estímulos.

¿Cómo podemos hacer? Un aspecto fundamental para fomentar la lectura y consolidar el hábito es trabajar la adquisición del gusto por la lectura, intentando encontrar libros que disfrutemos para poder hacer de ésta una actividad placentera.

Para concluir, la cuestión es decidir si queremos ser lectores o leedores. De acuerdo a Pedro Salinas en El defensor: "El lector es el que es capaz de poner interpretación, contexto y crear un mundo propio...El leedor es el que es capaz de leer, recupera el texto de forma pragmática pero ahí no hay una interpretación ni una apropiación imaginativa”.

Si queremos ser lectores necesitamos desarrollar lo que Wolf llama un cerebro "biliterario" que compagine varios niveles de lectura. Que nuestro estilo de lectura digital, que va rebotando de un lugar al otro, sea compatible con una lectura pausada, profunda y reflexiva.

El problema no es que existan diferentes formatos de texto y de acceso a la información simplificados para las plataformas tecnológicas, diferentes modos y contratos de lectura han existido a lo largo de la historia. El problema en realidad es que nos limitemos a una sola práctica y que no desarrollamos y entrenemos nuestra capacidad de comprensión lectora en profundidad, ya que no es cierto que limitarnos a una sola práctica no nos afecta o limita en nuestra habilidad para interpretar la información. Es nuestra responsabilidad ser lectores que comprender lo que leen y no simples leedores que se acercan a la información de manera superficial. Entregarnos a las promesas del mundo tecnológico sin cuestionamientos puede atentar contra nuestros propios intereses mientras que poder leer y comprender nos beneficia y nos hace más libres.

Fuentes

https://porfirioh.medium.com/seis-fases-de-la-comprensi%C3%B3n-lectora-f4913a0a0234 

https://lecturarapidaycomprension.com/wp-content/uploads/2021/09/que-sucede-en-el-cerebro-cuando-leemos-mapa.jpg 

https://lecturarapidaycomprension.com/que-pasa-en-el-cerebro-cuando-leemos/

https://www.muyinteresante.es/actualidad/60230.html

https://lamenteesmaravillosa.com/como-funciona-el-cerebro-cuando-leemos/PROBLEMAS 

https://www.bbc.com/mundo/noticias-58973943

https://contenttu.com/blog/marketing-de-contenidos/como-leen-los-usuarios-el-contenido-en-linea

https://www.digitaldot.es/como-lee-la-gente-en-internet/

https://revistascientificas.una.py/index.php/rcff/article/view/2717/2474

https://www.lees.com.co/blog/9-causas-de-la-falta-de-comprension-lectora/

https://lecturaagil.com/como-afecta-la-era-digital-en-la-lectura-y-el-aprendizaje/

https://cerlalc.org/wp-content/uploads/2020/04/Cerlalc_Publicaciones_Dosier_Pantalla_vs_Papel_042020.pdf

https://www.elindependiente.com/futuro/2018/11/10/como-leemos-era-digital-nos-esta-cambiando-cerebro/

https://lapiedradesisifo.com/2014/04/01/va-a-cambiar-internet-la-forma-en-la-que-leemos-los-libros/

https://saposyprincesas.elmundo.es/consejos/educacion-colegio/uso-de-los-moviles/

https://www.abc.es/familia-educacion/20131028/abci-internet-cambio-lectura-201310231220.html 

https://www.otroangulo.info/de-la-web/el-efecto-internet-en-los-problemas-de-comprension-de-lectura/ 

https://qoodle.uvq.edu.ar/pluginfile.php/1872240/mod_resource/content/1/Superficiales_Nicholas_Carr_Libro_Completo.pdf 
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