Libre y Merello: referente femenino en el siglo XXI



Por; Fernanda Guerrero

Tita Merello fue una mujer empoderada en una época que se regía por reglas masculinas; nació en 1904 en San Telmo, un barrio popular e histórico donde se inscribió la pobreza entre los conventillos que supo ser la cuna de inmigrantes europeos.
Fue a partir de ese punto neurálgico donde comenzó a escribir su propia historia para continuarla dentro de un orfanato, en permanente búsqueda de aquello que la llevara a salir de la miseria y le asegurara subsistencia. Con la persistencia de una mujer determinada, fue una de las primeras cantantes de tango en la década de 1920. Tita se tuvo que adaptar y ser aceptada dentro del Universo masculino. Sin embargo, contestataria para su época, llego a ser (tal vez sin saberlo) una de las mujeres más importantes no solo en el mundo del espectáculo sino también para una sociedad que aun no aceptaba la irrupción de las mujeres.

Libre y Merello, como pregonaba Antonio Carrizo en la emblemática entrevista a Tita, fue la primera persona pública en hablar y hacer campaña contra el Cáncer de Cuello de Útero. Con una imagen fuerte y con su inconfundible voz, incentivo a hacerse el control que previene una de las principales causa de muerte. Su mérito fue el triunfo de la fuerza femenina.

“En el Maipo me decían siempre: ¡Mira esa mina! ¡Que piernas! ¡Como la arrinconaría! ¿A quién vas a arrinconar cachivache?

Aunque hoy parece fácil ser como ella, la mujer que allanó su propio camino alguna vez fue multada por mostrar las piernas y tuvo que “darle raje” al machismo y al acoso: “En el Maipo me decían siempre: ¡Mira esa mina! ¡Que piernas! ¡Como la arrinconaría! ¿A quién vas a arrinconar cachivache? Dueña de un temperamento fuerte valía la pena escucharla cantar “Se Dice de Mi”, uno de los tangos más rebeldes y legendarios para una época que no cuestionaba los estereotipos de belleza “¿Que queres hacer en el teatro con esa cara de gancho? Si queres te recomiendo para una fábrica de Barracas”, le supieron decir  alguna vez a Tita.


                                “Escondo la ternura                                                                      porque estoy llena de miedo”

La Morocha Argentina que confeso en algún que otro momento: “Escondo la ternura porque estoy llena de miedo”, tuvo  una intensa e inmanejable relación con Luis Sandrini, la cual dio por  terminada en 1948. Había sido convocada para protagonizar “Filomena Marturano” uno de los papeles más importantes en su haber. La carrera de ambos tomaba rumbos distintos: él debía ir a España y en su afán de llevarla “La Garbo del Abasto” se plantó y dijo “Yo me Quedo”. La decisión estaba tomada. Resistente y “con aire compadrón”, la soledad también fue parte del mito de una mujer que alguna vez dijo: “Pienso mucho en los desencuentros. Estoy atorada en esos pensamientos, en las cosas que no pudieron ser. Finalmente me conformo hablándole a las rosas, a mi tortuga. Creo que la soledad no me queda tan mal”
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