Gitara en Ruanda: Una de las prisiones más violentas del mundo




Se dice en la ciudad  de Gitarama que su prisión es el infierno en la tierra, la cantidad de presos supera 20 veces la capacidad de la cárcel, no hay comida para todos por lo que se recurre al canibalismo como práctica habitual.

La prisión de Gitarama está situada en los bordes de una selva, sobre un terreno cercado con un muro no muy alto de concreto armado y alambre de púas, sin embargo las fugas no son un problema ya que el campo circundante está atestado de minas terrestres artesanales.  Los que intentan cruzar este umbral  terminan mutilados o muertos, muchos regresan a la cárcel heridos con la esperanza de recibir alguna atención. Sin embargo son pocos los que se atreven a pasar del perímetro de seguridad, ya que los guardias han fusilado a fallidos fugitivos.De la misma manera cualquier persona que circule por los alrededores  sin la identificación es ejecutada. 


La prisión está conformada por dos edificios de cuatro plantas cada uno. Construidos específicamente con concreto de color ocre. Los edificios fueron parte de un complejo habitacional en 1960, construidos por una multinacional británica para que sirvieran de vivienda a sus empleados. Cuando la empresa cerró, el lugar fue alquilado por el gobierno dictatorial con el objetivo de transformarlo en una prisión política. Desde entonces, las cosas no han cambiado mucho, a pesar de que Ruanda ha tenido la transición de diferentes gobiernos, cada uno de ellos parece encontrar un uso práctico para Gitarama.

Se estima que la población penitenciaria alcanza los 7,000 individuos. Siete mil personas amontonadas en dos edificios de cuatro plantas cada uno. El hacinamiento ha provocado que los convictos se distribuyan en todos los espacios posibles. El espacio es una de las cosas más valiosas en este sitio. Una capacidad razonable para los estándares occidentales debería ser de un máximo de 400 prisioneros.

Los detenidos son confinados a las antiguas habitaciones de los apartamentos con las ventanas selladas con barrotes de hierro. En estos espacios cerrados y oscuros el hedor es del infierno. Las escaleras y los pasillos siempre se encuentran atestados de presos que no se atreven sentarse o acostarse por miedo a ser aplastados. Pueden caminar por el patio que tiene el tamaño de una cuadra de fútbol de salón con techo, y eso es todo. Aquellos con suerte logran encontrar un espacio en los “dormitorios” donde pueden tumbarse y tal vez dormir. Pero la sobrepoblación es tal que incluso los baños (los 20 existentes) están siempre llenos. La prisión de Gitarama es simplemente demasiado pequeña para la ridícula cantidad de personas presas allí. Solo como dato de referencia, esta prisión nunca sería aprobada por la agencia reguladora de los derechos de los animales en el Reino Unido, responsable de las normas de arbitraje de los mataderos.
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