De amores y otros demonios.



En una visita por Buenos Aires hay varios lugares que uno no puede dejar de ver, sitios emblemáticos, con muchas historias para contar. Existen espacios sobre los cuales podemos encontrar una gran cantidad de mitos y leyendas, estos son los cementerios, un gran atractivo que esta urbe tiene para ofrecer. Entre estos, resaltan dos, los cuales se han vuelto un paseo obligado para quien visite la ciudad. Hablamos del Cementerio de la Recoleta y el Cementerio de la Chacarita.


Con respecto al primero existen una gran cantidad de personalidades que se encuentran sepultadas allí como por ejemplo Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento, Nicolás Avellaneda entre otros. Pero lo que vuelve tan emblemático a este es la gran cantidad de leyendas y mitos que entorno a él circulan. Historias de fantasmas que salen de sus tumbas, de gente que fue enterrada viva, de cuidadores ya muertos que se pasean haciendo ruido con sus llaves por los pequeños corredores del lugar.


Pero así como los mitos dan fama al cementerio de la Recoleta algo similar sucede con el de la Chacarita, donde se cuenta que los días jueves de luna llena se puede ver una figura cadavérica y en un estado de putrefacción avanzada colgando de un árbol. Mucha gente asegura haberlo visto, otros haber oído sobre él. La gente del lugar comenta sobre una historia de un amor no correspondido.

Martin: Yo lo vi hace un par de años cuando trabajaba en la zona. Recuerdo venir viajando en el bondi cuando vi al muerto ese. Pensé en llamar a la policía para avisarles pero cuando volví a ver había desaparecido.”

Otras personas nunca lo han visto, pero conocen la historia y relatan algunos detalles sobre ella, se rumorea que se trató de un amor entre dos jóvenes. Ella falleció debido a la fiebre amarilla y él, al no soportar la muerte de su amada, se suicidó cerca de donde se encontraba sepultada. “Hasta que la muerte nos separe” no se ha cumplido, la muerte los une en la pena y el terror.

Enzo: “Yo nunca vi al “Ahorcado de la Chacarita” como muchos lo llaman. Pero mi tío que tiene como setenta años lo vio en su adolescencia. Siempre dijo que era una de las víctimas de la fiebre o algo que ver con el tren funerario. Yo poco le creo. Para eso tengo que verlo.”


Es entonces que uno mismo debe animarse a circular por estos lugares, a afrontar esta aventura que está cerca de lo terrorífico, de lo sobre natural. Para poder ingresar al cementerio, se puede hacer de lunes a domingo desde las 7:30 y hasta las 17:00 horas. Para quiénes tengan el coraje, quedan invitados.
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