Estamos invitados a tomar café

En estos tiempos que corren donde la tecnología se ha apoderado de nuestras vidas, nuestras relaciones y nuestras emociones, compartir una taza de café real parece una práctica anacrónica. Parece que nuestros abuelos o aquellos personajes de antaño de alguna película se daban cita en la esquina de algún barrio porteño para compartir de una de las infusiones más tomadas en el mundo, seguida del té. En este santuario del fruto del cafeto, vamos a reflotar su importancia.

El café a lo largo de su historia, tan negra y deliciosa como esta atrapante bebida ha despertado amores y odios alrededor del mundo. Ha desatado guerras y ha encerrado los secretos mejor guardados de la humanidad.
El café es una bebida intelectual y  sinónimo de emociones.
El arte del café
Podemos establecer su lugar de origen, podemos contar sus métodos de procesamiento, pero también podemos contar infinidad de historias alrededor de una taza humeante de café caliente. Y seguramente, para cada uno de nosotros, simboliza algo diferente: una mañana en familia, una cita amorosa, un descanso en la jornada laboral.

Somos el país de la yerba y el vino, pero tomamos más café del que creemos. Son históricas las cafeterías porteñas cpmo así también  reconocidas mundialmente. Hoy quizás hablemos de Starbucks o Havanna. Los "ristrettos" de los guapos de ayer, son los "caramel machiato" de los jóvenes de hoy. Pero atrás del marketing, queremos rescatar el aura de todo este embrollo. Poder encontrar el alma que encierra la taza.

 El café es sinónimo de emociones. Cuando huelo una taza recién preparada pienso en el grano: en las manos que lo siembran, en la lluvia que lo riega, en la cosecha. En los kilómetros que viaja para llegar a nuestras tazas (porque Argentina no es miembro del cinturón de café) y de ahí en más, de las múltiples rutas que se pueden trazar.

Los "ristrettos" de los guapos de ayer, son los "caramel machiato" de los jóvenes de hoy.
Nuevas cafeterias
Sin lugar a dudas, y en esto se parece al vino, es una infusión que me resulta muy intelectual. No hay dos tazas de café iguales. Es una experiencia "heracliteana" que me gustaría poder extender a todos ustedes.

Yo invito la primer ronda, ¿se quedan?


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