Por Ignacio Olguín.
El término “cibercultura” puede ser identificado como uno de los más frecuentes términos carentes de un significado explícito (siendo otro notable ejemplo “postmodernidad”). Pero volvamos a lo que nos incumbe: generalmente “cibercultura” se refiere a problemáticas culturales relacionadas con la “cibernética”, es decir, computación, internet, cosas por el estilo. Una mayor especificación del significado es dificultosa ya que varía según el sociólogo que se nos dé por citar.
Fernando Quiñones Bonilla define a la cibercultura, en su ensayo De la Cultura a la Cibercultura, como la entrada de la cibernética y la teoría de sistemas a una cultura con la vivencia del pensamiento complejo contemporáneo y que requiere por ello una reconfiguración de la sociedad desde nuevos esquemas de relación e información.
La cibercultura nace alrededor de los años 80 cuando las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) empezaron a mostrar los primeros signos de un impacto social determinante. Así se ha llegado a un modelo de sociedad capitalista tardía en la cual la principal fuente de riqueza y principio de organización es la información.
Debido a esto, no sólo se debe reflexionar respecto al uso instrumental de las TICs, sino de todos los cambios sociales, políticos y económicos que están generando. Ya no sólo podemos dividir al mundo en países desarrollados o subdesarrollados, ricos o pobres sino también en función de su nivel cibercultural como “inforicos” o “infopobres”.
Uno de los grandes fenómenos causados es la aparición de una realidad virtual (artificial e invisible) más allá de las leyes físicas que gobiernan nuestras vidas, dónde podemos ser quién queramos y la palabra “imposible” es tan carente de significado como “postmodernidad” lo es en este universo. No hay fronteras, el cielo es el límite: hablo del ciberespacio. Se puede acceder a él casi desde cualquier lugar del mundo gracias a las telecomunicaciones (y a que la gente deja sus conexiones Wi-Fi inseguras).
Como ya mencioné antes, estas son sólo algunas ideas, podrían hacerse muchas otras definiciones. Actualmente la cibercultura sigue desarrollándose, nos envuelve, estamos endentro suyo y su explicación exacta se nos escapa.
Lo que sí es ineludible es el gran cambio revolucionario que la manera de acceder, apropiar y transmitir información ha traído a las esferas social, política y económica. Cambios que, como bien dice Bonilla, son lo que el común de la gente interpreta como cibercultura.
Leer más en iReport:
Qué es la cibercultura
Periodismo digital – Guillermo E. López - UNQ.
Fernando Quiñones Bonilla define a la cibercultura, en su ensayo De la Cultura a la Cibercultura, como la entrada de la cibernética y la teoría de sistemas a una cultura con la vivencia del pensamiento complejo contemporáneo y que requiere por ello una reconfiguración de la sociedad desde nuevos esquemas de relación e información.
La cibercultura nace alrededor de los años 80 cuando las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) empezaron a mostrar los primeros signos de un impacto social determinante. Así se ha llegado a un modelo de sociedad capitalista tardía en la cual la principal fuente de riqueza y principio de organización es la información.
Debido a esto, no sólo se debe reflexionar respecto al uso instrumental de las TICs, sino de todos los cambios sociales, políticos y económicos que están generando. Ya no sólo podemos dividir al mundo en países desarrollados o subdesarrollados, ricos o pobres sino también en función de su nivel cibercultural como “inforicos” o “infopobres”.
Uno de los grandes fenómenos causados es la aparición de una realidad virtual (artificial e invisible) más allá de las leyes físicas que gobiernan nuestras vidas, dónde podemos ser quién queramos y la palabra “imposible” es tan carente de significado como “postmodernidad” lo es en este universo. No hay fronteras, el cielo es el límite: hablo del ciberespacio. Se puede acceder a él casi desde cualquier lugar del mundo gracias a las telecomunicaciones (y a que la gente deja sus conexiones Wi-Fi inseguras).
Como ya mencioné antes, estas son sólo algunas ideas, podrían hacerse muchas otras definiciones. Actualmente la cibercultura sigue desarrollándose, nos envuelve, estamos endentro suyo y su explicación exacta se nos escapa.
Lo que sí es ineludible es el gran cambio revolucionario que la manera de acceder, apropiar y transmitir información ha traído a las esferas social, política y económica. Cambios que, como bien dice Bonilla, son lo que el común de la gente interpreta como cibercultura.
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Periodismo digital – Guillermo E. López - UNQ.
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