La economía de la atención: cómo Internet reconfiguró a los medios tradicionales

Internet no solo trajo un nuevo canal de comunicación: transformó por completo el ecosistema mediático y cultural. En pocas décadas, industrias enteras que parecían sólidas —la música, la prensa, la televisión, el cine, incluso las bibliotecas— tuvieron que adaptarse a un entorno digital donde lo importante ya no era solo el contenido, sino que ahora su combustible pasaría a ser la atención del público.

La digitalización modificó el negocio de raíz: los discos físicos dieron paso al streaming, los diarios en papel se vieron desplazados por versiones online, los programas de televisión se fragmentaron en clips diseñados para viralizarse y los conciertos comenzaron a integrar experiencias digitales. En este nuevo escenario, los medios tradicionales no tuvieron alternativa: adaptarse o perder relevancia.

La disrupción inicial: cuando los medios físicos se contrajeron

El 17 de agosto de 1982 se fabricó en Alemania el primer disco compacto del mundo, una copia de The Visitors de ABBA. El CD marcó el inicio de la era digital en la música, aunque todavía limitada a un soporte físico. Fue un formato revolucionario y tendencia en su momento: prometía mayor calidad de sonido y durabilidad frente a los vinilos y cassettes, y rápidamente se convertiría en el estándar de la industria. Sin embargo, lo que en los ochenta y noventa parecía el futuro, décadas después terminó convirtiéndose en un símbolo del pasado. 

Según la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos (RIAA), reportaba que desde 2020 en adelante las ventas de álbumes en CD cayeron un 95% desde su pico en el año 2000, alcanzando en la actualidad niveles similares a los de 1986. El auge del intercambio de archivos P2P (Napster, Kazaa), después los reproductores MP3, más tarde, los smartphones y, en consecuencia, el streaming, terminaron por sellar el destino del formato en CD

El contraste es claro: lo que alguna vez fue el símbolo de la modernidad tecnológica hoy sobrevive más como objeto nostálgico o de coleccionista que como formato dominante para el mercado y su economía. 

La guerra por la atención: la prensa frente a Internet

La prensa escrita fue uno de los sectores más golpeados por la aparición y posicionamiento de Internet. El traslado de lectores y anunciantes hacia lo digital redujo significativamente la circulación de diarios impresos, al tiempo que aumentaba el tráfico en el formato online: Entre 2008 y 2009, la circulación de diarios cayó más del 7 por ciento, y del otro lado de la vereda las visitas a los sitios web de los periódicos crecieron más del diez por ciento. No quedaba otro camino para la prensa; tenían que trasladarse, formar parte del ecosistema digital y construir presencia dentro del internet.


Sin embargo, esta transformación no fue inmediata y para nada sencilla. Como explica Cabrera González (Universidad de Málaga) la convivencia entre prensa escrita y prensa digital se entendía en los primeros años como una etapa transitoria y experimental, marcada por la dependencia de las redacciones impresas. Con el tiempo, la prensa digital dejó atrás ese rol secundario y desarrolló modelos y negocios propios. Primero con ediciones en PDFs de sus versiones impresas, luego con contenidos exclusivos adaptados a estas mismas, y más tarde con propuestas específicamente digitales y multimedia, capaces de integrar texto, imagen y sonido, un mundo aparte.

Esta última instancia y proceso que se mantiene en la actualidad responde al cambio en el negocio: ya no se trata solo de vender ejemplares o suscripciones, sino de capturar la atención del lector en un entorno lleno de competencia.

La transición de soportes físicos como el CD y el papel hacia las plataformas digitales no solo cambió la forma de consumir música o información, sino que abrió la puerta a un fenómeno más profundo: la atención como recurso económico. Como anticipaban críticos, la atención se convirtió en el nuevo recurso escaso en la era digital. Ya no se trata únicamente de vender discos o mantener informada a la población, sino de crear, administrar y capturar la atención dentro de un ecosistema digital que reconfigura las reglas y la comunicación todo el tiempo y se vuelve un desafío. No importa el contenido, ellos te necesitan consumiendo o utilizando sus plataformas.

La era de lo breve y fragmentado: cómo internet modifica el sistema

Internet no solo modificó los soportes y los modelos de negocio: también alteró la forma misma en que se produce y se consume la información. El acceso rápido y la abundancia de contenidos generaron un entorno en el que la atención se dispersa con facilidad. 


Las empresas mediáticas tuvieron que adaptarse a este nuevo hábito, acortando y fragmentando sus mensajes.

El fenómeno se observa en todos los niveles:
  • YouTube, Hulu y Spotify distribuyen piezas unitarias (clips, canciones, fragmentos).
  • Los periódicos circulan notas individuales aisladas del ejemplar completo.
  • Los libros se trocean en páginas o capítulos accesibles desde Google Books.
La transformación alcanzó incluso a medios impresos prestigiosos. Revistas como Rolling Stone, antes reconocidas por sus extensos reportajes, hoy su prioridad es la brevedad y el impacto visual; esta tendencia tampoco logró detenerse en el papel.

Dato no menor: Según Statista (2023), más del 33% de los usuarios de Internet a nivel global consume videos cortos diariamente en plataformas como TikTok, Instagram Reels o YouTube Shorts. En paralelo, encuestas de Pew Research muestran que cada vez más jóvenes se informan a través de clips de menos de un minuto en redes sociales que recurriendo a un portal de noticias y mucho menos a un medio impreso.


El resultado es claro, un ecosistema mediático marcado por lo breve y fragmentado, donde los mensajes largos compiten constantemente contra una avalancha de estímulos diseñados a propósito para capturar segundos de atención.

Televisión y cine: adaptándose al lenguaje de la internet

La televisión y el cine tampoco lograron escapar de la lógica de Internet. Los programas y películas comenzaron a rediseñarse para atraer a un público acostumbrado a la inmediatez, con recursos gráficos y narrativos pensados para captar la atención. La integración de elementos digitales en la pantalla tradicional (sistemas operativos que soporten aplicaciones) fue solo el primer paso.


Con la expansión del streaming, compañías como Netflix, Disney+ o Hulu adoptaron estrategias propias del ecosistema online: temporadas lanzadas de golpe para el consumo intensivo, funciones de vista rápida y demasiada segmentación de contenido, entre otras cosas, trailers, avances y resúmenes diseñados para circular en redes sociales de manera constante.

Incluso los formatos físicos se transformaron para parecerse más a la Red. Menciona Nicholas Carr en Superficiales, como los discos Blu-ray con el tiempo fueron incorporando funciones sociales, permitiendo a los espectadores chatear o poner comentarios en Facebook mientras miraban una película, tal cual ocurrió con los lanzamientos de Blancanieves de Disney o Watchmen.

En el contexto actual, la televisión y el cine no solo se adaptan al lenguaje de Internet desde el formato, sino también desde la estrategia comercial y de contenido. Según un artículo de Forbes Argentina titulado “Competencia feroz: las plataformas de streaming buscan nuevas vías para seguir creciendo”, muchas de estas plataformas están explorando caminos más allá del modelo clásico de suscripción pura.

Algunas de las estrategias que destacan:
  • Inserción de publicidad o modelos híbridos: para captar ingresos adicionales, algunas plataformas están evaluando incluir anuncios o pasar a modelos mixtos (suscripción + publicidad).
  • Eventos en vivo o estrenos globales en simultaneo: para generar momentos de atención colectiva en redes sociales que pueden viralizarse y atraer nuevos suscriptores durante.
  • Alianzas, fusiones o adquisiciones de plataformas: para consolidar catálogos, reducir costos y competir mejor frente al dominio de gigantes como Netflix o Disney+.

La experiencia audiovisual se desplazó del consumo pasivo frente a una pantalla a un consumo interactivo y fragmentado, donde cada pieza puede convertirse en un clip viralizable, en un meme o en un highlight para plataformas digitales. Estas estrategias muestran que comunicar bien el contenido ya no es suficiente: ahora se trata también de cómo insertarlo en un ecosistema tan saturado como internet y sostener su rentabilidad manteniendo al público ocupado con entrenimiento fragmentado entre tantas opciones que tenemos en la web.

Entre otras cosas, la influencia de Internet no se limita a los medios grabados o televisivos: también transformó la forma en que experimentamos el arte en vivo. Conciertos, obras de teatro y presentaciones públicas han incorporado las redes sociales y la interactividad digital para atraer a un público acostumbrado a la hiperconexión.

Hoy este fenómeno se ha multiplicado: Grandes conciertos son transmitidos en vivo por plataformas como YouTube Live, TikTok Live o Twitch, alcanzando audiencias de todo el mundo que superan mil veces la capacidad física de un estadio de futbol.

Los artistas ofrecen en tiempo real interacciones de los fans en pantalla o en apps móviles, transformando el espectáculo en un evento compartido entre lo presencial y lo virtual. Incluso festivales tradicionales como Coachella o Lollapalooza han incorporado transmisiones digitales interactivas, generando experiencias híbridas que trascienden el espacio físico.


El arte en vivo, en definitiva, se convirtió así en un terreno de experimentación digital donde lo escénico/presencial y lo virtual conviven, reforzando la idea de que la cultura contemporánea ya no se limita.

Conclusión

La irrupción de Internet reconfiguró la manera en que producimos, distribuimos y consumimos información y cultura. Lo que antes estaba mediado por soportes físicos y rutinas estables ahora se desarrolla en un ecosistema digital sumamente saturado, caracterizado por la inmediatez, lo fragmentado y la competencia por la atención.

El desafío para los medios —y para la sociedad en su conjunto— ya no es simplemente sobrevivir a esta transformación, sino aprender a equilibrar lo breve y lo inmediato con la necesidad de profundidad, reflexión y sentido colectivo dentro de la comunicación.

Bibliografía

Cabrera González, M. (2001). Convivencia de la prensa escrita y la prensa on line en su transición hacia el modelo de comunicación multimedia. [PDF].

Celis Bueno, C. (2017). La economía de la atención y la producción de subjetividad. En: Adolcemascolo. [PDF].

Statista. (2022). El declive de las ventas de CD en Estados Unidos. Disponible en: https://www.statista.com/

Forbes Argentina. (2022). Competencia feroz: las plataformas de streaming buscan nuevas vías para seguir creciendo. Disponible en: https://www.forbesargentina.com/negocios/competencia-feroz-plataformas-streaming-buscan-nuevas-vias-seguir-creciendo-n21558

Pew Research Center. (2022). News consumption across social media in 2022. Disponible en: https://www.pewresearch.org/

Reuters Institute. (2023). Digital News Report 2023. Oxford University. Disponible en: https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/


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