¿De qué depende el futuro de la televisión tal cual la conocemos? ¿Del desarrollo de los equipos técnicos? ¿De la Inversión? ¿De las audiencias? ¿O de todo esto junto?
En cuanto al desarrollo de los equipos, podemos decir que las cámaras profesionales de televisión que se utilizaban hace setenta años, a simple vista claro, no distan mucho de las actuales. Si usted, por ejemplo, mira una foto de una cámara de 1965, verá que tiene una lente, un cuerpo y cables que la conectan a un receptor o a un aparato que mezcla la señal.
Pero claro, con los años y el desarrollo de la tecnología hemos pasado de tener cámaras filmadoras analógicas a poder filmar con cámaras digitales. También, con lentes, un cuerpo y un cable que llevará la señal a un mixer donde será procesada.
Los avances técnicos no sólo implicaron pasar de filmar con cámaras analógicas a cámaras digitales sino también el tratamiento que se puede dar a la imagen. Esto nos ha permitido migrar de un formato horizontal a ajustarse perfectamente sin perder calidad a un formato más actual, vertical. Este avance sumado a la influencia del streaming, ha provocado que la televisión esté cambiando su estética.
Incluso cuando vemos una imagen en formato horizontal, por ejemplo, en un noticiero podemos ver las imágenes repartidas. Sus conductores podrían entrar en un mismo plano todos juntos en formato horizontal pero en cambio vemos la imagen de cada uno en vertical. Por ejemplo en el pase de TN entre Joni Viale y Diego Sehinkman.
¿Qué ocurre con el futuro de la televisión y su vinculación con la inversión y las audiencias?
A partir de la última pandemia han proliferado la creación de canales de streaming (por ejemplo LUZU TV, OLGA, BLENDER entre otros). Estos nuevos "medios" han construido y aumentado sus respectivas audiencias y se transformaron en una propuesta atractiva para los anunciantes. Además, esta novedosa forma de comunicar ya implica una inversión en equipos técnicos significativamente menor que la inversión que requiere la industria de la televisión tradicional. Por ejemplo, sólo el costo de las cámaras de televisión tradicional superan ampliamente los costos de las cámaras con las que se filman los streaming.
Con lo cual, montar un canal de streaming pareciera ser más rentable que un canal de televisión. A su vez, los canales de streaming ya han probado que pueden construir audiencias y por ello disputar la torta publicitaria a los canales de televisión.
¿El streaming matará la televisión?
En principio podríamos decir que la cuota de inversión ha disminuido notablemente en la televisión tradicional debido a la gran competencia con el streaming. Sin embargo, la televisión sigue dando pelea, sigue viva.
No sólo sigue viva, sino que retroalimenta al streaming y el streaming se retroalimenta de la televisión. Entonces vemos que hay programas con formato tipo streaming en la televisión (por ejemplo el stream de Gran Hermano) y vemos que hay personalidades de televisión que emiten en streaming (Angel de Brito en Bondi es un caso). Lo notorio de estas interrelaciones es como la televisión tradicional va migrando a un aspecto más vertical, de streaming, colorido.
¿Entonces las audiencias están matando la televisión?
¿Hay alguna ganancia visual con esta estética del streaming o es acaso una moda? En la televisión tradicional se fueron ocultando cada vez más los micrófonos, mientras que en el stream se ven a simple vista y las escenografías son más coloridas y brillantes.
Lo cierto es que el formato organizado más verticalmente tiene la ventaja de acercar al hablante. ¿Tal vez tendrá que ver con que las audiencias usan cada vez más celulares para ver contenidos? Queremos que quien nos hable esté cada vez más cerca, y nuestro consumo es cada vez más individual. ¿En este lugar de consumo individual, la televisión tradicional en horizontal seguirá teniendo sentido? O en cambio ¿las audiencias terminarán por matar a la televisión tradicional?
Como sea, seguramente quien tenga la última palabra será quien tenga la billetera. El mercado y la inversión de los actores principales en la industria audiovisual serán quienes marcarán el devenir de la televisión tradicional. En principio, lo que podemos decir, es que seguirá en proceso de adaptación a los usos de consumo de las audiencias.
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