“¿Descerebrados o desorientados?: El dilema entre las nuevas generaciones y el uso de las tecnologías digitales”

Por Paula Belén Ojeda

"Los nativos digitales son los primeros niños con un coeficiente intelectual más bajo que sus padres", esa fue la frase que en el año 2020 desató una ola de controversias, debates, estudios y que despertó la preocupación de varios sectores sociales, pero también la indignación y el enojo de investigadores que acusaban ciertos dichos como extremistas.

Del dicho al hecho hay un largo trecho

Todo comenzó por una entrevista que el investigador Michel Desmurget, escritor del libro “La Fábrica de cretinos digitales”, tuvo con la BBC. Allí afirmaba que el tiempo que las nuevas generaciones transcurren frente a la pantalla, por motivos recreativos, termina retrasando y deteriorando la maduración anatómica y funcional del cerebro de los niños en cuestiones relacionadas con el lenguaje y la atención. 

Desmurget afirmaba esto diciendo que el cerebro, como un órgano, cuenta con un período de plasticidad en el que absorbe mucho mejor el conocimiento que en otros períodos y que no dura para siempre. Por el contrario, es durante la infancia y la adolescencia el periodo en el que mejor absorbe la información, y luego esta característica comienza a ir reduciéndose y siendo menos eficiente durante la adultez. 

Nicholas Carr, por el contrario, asegura en su libro “Superficiales” (2010) que el cerebro adulto es “tremendamente plástico” y esta plasticidad disminuye a medida que envejecemos pero nunca desaparece. Así, las neuronas nunca dejan de romper viejas conexiones y establecer otras nuevas, creando nuevas células nerviosas. El cerebro tiene la capacidad de reprogramarse sobre la marcha, alterando la forma en que funciona.

Pero también, el punto de Desmurget se veía reforzado por la inversión del “Efecto Flynn”, llamado así en honor al investigador James R. Flynn, quien descubrió que las puntuaciones medias del coeficiente intelectual de los estadounidenses habían crecido entre los años 1932 y 1978. A partir de esto, los autores Richard Herrnstein y Charles Murray comenzaron a utilizar el término de “Efecto Flynn” para referirse a este aumento en los resultados de los test de inteligencia alrededor de todo el mundo.

INFOGRAFÍA "EFECTO FLYNN"

Sin embargo, en 2004 Jon Martin Sundet se dio cuenta, al examinar los resultados de los test de inteligencia en Noruega entre los años 1950 y 2002, que no solo se había detenido el "Efecto Flynn" en países potencias, como el Reino Unido, Dinamarca, Australia o Islandia, sino que los resultados estaban comenzando a ser peores. 

A pesar de eso, muchas controversias ha generado este artículo. Por un lado, a lo largo del libro, Desmurget explica que todavía no es posible determinar qué tan influyente e importante es el papel de otros factores, como la contaminación y el uso de pesticidas, en la caída del "Efecto Flynn".  Por otro lado, las causas del aumento y posterior caída en esto no han podido comprobarse. Además, en otras regiones, el "Efecto Flynn" se mantiene, tal como indica el investigador español Roberto Colom. De manera que no se trata una tendencia global. 

A pesar de eso, hay algo que está comprobado: las consecuencias negativas que el uso excesivo de las pantallas y de las nuevas tecnologías está generando en la salud de las personas, y más en las nuevas generaciones que desde muy chicos comienzan a utilizarlas.

No debemos olvidarnos, como dice Carr en su libro (2010), que nuestros lazos neuronales persisten en su nuevo estado y ese nuevo estado puede no ser el deseable. Así, los malos hábitos pueden arraigarse en nuestras neuronas con tanta facilidad como los buenos, por lo que los cambios plásticos no siempre representan una mejora en el comportamiento de un sujeto dado. La plasticidad puede también ser “una de las causas de la patología”*2.

De esta forma, es evidente que el uso desmedido y obsesivo de las nuevas tecnologías y pantallas afectan en varios sentidos la salud de las nuevas generaciones, debiendo ser éste el foco de atención a partir del cual podríamos, o no, acercarnos un poco más a la premisa de si en verdad las nuevas generaciones son menos inteligentes que las anteriores. En esta nota hablaremos de dos consecuencias.

Nuestra salud en riesgo: El "Vamping Tecnológico"

Uno de los fenómenos actuales que más afectan a los adolescentes es el “vamping tecnológico”. Este es un término que se creó a partir de las palabras en inglés “vampire”, que significa vampiro, y "texting" que significa enviar mensajes de texto por aparatos digitales. Es una práctica común en la actualidad ya que se trata del uso excesivo de aparatos electrónicos al momento de ir a dormir, reduciendo las horas de sueño de los jóvenes y sustituyéndolas por horas de uso de la tecnología. 

Las causas del vamping tecnológico pueden llegar a ser muchas, desde la falta de tiempo libre durante el día, hasta el hecho de que se trata del único momento de intimidad de los más jóvenes. Sin embargo, lo que realmente importa son las consecuencias de este fenómeno. El sueño y la salud mental se encuentran estrechamente relacionados, ya que el descanso es clave para el desarrollo, especialmente en jóvenes y adolescentes. Pero también, es fundamental para que el cuerpo funcione correctamente, por lo que esta reducción del sueño afecta el funcionamiento del cerebro.

Las redes sociales son en gran parte uno de los causantes de esta problemática, ya que uno de cada cinco jóvenes afirma despertarse durante la noche para consultar mensajes en las redes. A su vez, el uso de dispositivos digitales y de luces LED antes de dormir, bloquea procesos naturales del organismo, así como la liberación de la melatonina, que es la hormona del sueño.

Pero el mal descanso y el cambio en los horarios y hábitos de sueño no son la única consecuencia negativa de este vamping tecnológico, sino que este fenómeno también puede generar estrés, cansancio físico, aumento de peso, falta de concentración y dificultad del aprendizaje, fatiga visual por la luz que emiten las pantallas, dolores musculares, y ansiedad, entre otras cosas. Es en esta última cuestión acerca de la cual nos enfocaremos.

Ansiedad: El problema de todas las generaciones

Si bien en la actualidad se habla mucho más acerca de la ansiedad en las nuevas generaciones, esto ocurre también porque los jóvenes fueron los primeros en romper con este tabú que existía alrededor de la salud mental, hablando con naturalidad acerca de este tema, reconociendo con mayor facilidad los síntomas y buscando ayuda. Además, la ansiedad no fue reconocida como una condición en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales hasta 1980, por lo que el registro de salud mental antes de eso era irregular.


Según el Informe Mundial de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de junio de 2022, la depresión y la ansiedad aumentaron un 25% en el primer año de la pandemia. Así, el número de personas que padecen una enfermedad mental asciende a casi 1.000 millones. 

Las redes sociales que nos mantienen al pendiente de lo que ocurre todo el tiempo, el constante bombardeo de información efímera, la lectura diagonal de las pantallas que nos facilita la dispersión a través de la web, sumado a la incertidumbre política y económica, el calentamiento global y los rápidos y constantes cambios tecnológicos, constituyen factores que terminan afectando la salud mental de la sociedad, pero principalmente la de las nuevas generaciones.

¿Cómo solucionamos esto?

Por eso, es importante que cada persona desde su lugar tome las medidas necesarias para frenar estos fenómenos. Los padres limitando el tiempo que desde pequeños los niños pasan con la tecnología, para formar y generar hábitos y rutinas, aparte de la vida digital, y evitando  la sobreestimulación. Mientras que en el caso de los jóvenes y las nuevas generaciones deben aprender a generar un equilibrio entre el uso educativo de la tecnología y el recreativo.

Es necesario comenzar a acomodar los horarios y hábitos de descanso. Para eso es importante irse a dormir sin dispositivos digitales, o bien, apagar el wifi durante la noche. También se debe controlar el tiempo que uno pasa en redes sociales, ya que como vimos a lo largo de la nota, es una de las principales fuentes de ansiedad, sobre todo en los más jóvenes. 

Palabras Finales

En conclusión, no sabemos a ciencia cierta si realmente la caída del Efecto Flynn es una consecuencia del uso de las nuevas tecnologías y pantallas, ni tampoco si los test de coeficiente intelectual indican que somos más tontos o si, en realidad, las nuevas generaciones simplemente están desarrollando habilidades diferentes. 

Lo que sí sabemos, y a lo cual deberíamos prestarle más atención, es que el uso indebido de las pantallas nos está afectando en términos de salud. Por eso, es importante tomar conciencia acerca de qué uso le daremos a las nuevas tecnologías. Nadie duda que tener tanta y variada información al alcance de nuestras manos es un recurso valioso y que no podemos desperdiciar. 

Sin embargo, todo llevado al exceso termina recayendo en una patología. Por eso, más que hablar acerca de ser más o menos inteligentes, deberíamos hablar acerca de cómo mejorar nuestra salud mental y nuestra calidad de vida como personas, ya que solo así podremos asegurarnos el correcto funcionamiento y desarrollo de todas nuestras habilidades como humanos.

No es que los jóvenes sean más o menos tontos debido a las tecnologías, sino que hay una ausencia de horizontes a perseguir con las mismas. Al tener tantas herramientas a nuestra disposición, la sobreestimulación termina llevando a un loop vicioso del que es necesario salir. No es que los jóvenes no usemos el cerebro debido a la tecnología simplemente estamos en medio de un proceso para orientarnos acerca de como usarla. No es que los jóvenes seamos descerebrados, solo estamos un poco desorientados. 

Bibliografía

Carr, N. (2011). Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?. Taurus.*1 Pág. 20 *2 Pág. 25

Don Tapscott, «How Digital Technology Has Changed the Brain», Business-Week Online , 10 de noviembre de 2008,
www.BusinessWeek.com/technology/content/nov2008/tc2008117_034517.htm.

Pascual-Leone et al., «Plastic Human Brain Cortex». Véase asimismo Sharon Begley, Train Your Mind, Change Your Brain: How a New Science Reveals Our Extraordinary Potential to Transform Ourselves, Nueva York, Ballantine, 2007, p. 244

https://www.eldiario.es/sociedad/son-nativos-digitales-listos-padres-debate-polemica-tesis-neurocientifico-frances_1_8003523.html

https://www.semana.com/vida-moderna/articulo/nativos-digitales-la-primera-generacion-menos-inteligente-que-sus-padres/202019/

https://www.xataka.com/investigacion/fabrica-cretinos-digitales-estamos-creando-primera-generacion-coeficiente-intelectual-que-sus-padres

https://www.universia.net/ar/actualidad/vida-universitaria/como-tecnologia-esta-cambiando-nuestros-habitos-lectura-1157823.html

https://www.20minutos.es/noticia/3368837/0/desde-1975-nuevas-generaciones-cada-vez-mas-tontas/

https://revistamundodiners.com/inteligencia-decrece-nuevas-generaciones/

https://www.bbc.com/mundo/noticias-60751978

https://yoelijocuidarme.es/2022/05/04/vamping-tecnologico/

https://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/riesgos-redes-sociales-salud-mental-adolescentes

https://psicoveritas.com/blog/como-afectan-las-pantallas-al-cerebro/


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